La marcha para defender la universidad pública y sus trabajadores. Pluralidad y contradicciones; prioridades y responsabilidades.
Francisco Ferrari */ especial para Central de Noticias
Mirtha Legrand repitió durante años en sus almuerzos que cómo no iba a ser próspero este país, el nuestro, si somos un crisol de razas y de climas. Éramos muy chicos y ya la veíamos toda maquillada, sentada a la punta de la mesa, un poco distinguida, un poco chusma y maleducada, siempre impecable, diciendo eso. Argentina, crisol de climas y de razas. ¿Cómo no vamos a salir adelante si tenemos todo?
El miércoles, marchando por la Universidad Pública y los salarios de sus docentes, se me vino ese recuerdo a la mente. No sé el motivo, pero probablemente haya sido por el universo amplio que compuso la manifestación. Crisol por decirlo de un modo elegante, como hubiese dicho Mirtha. Un amigo, más barrial y sin tanta pompa, la definiría de otra manera: somos un zoológico.
Después de todo, ¿para qué dar tantas vueltas con los argumentos o las palabras? Si defender la universidad pública es defender ese crisol zoológico, pues hagámoslo sin culpa, sin temor a que un especialista en números del Gobierno nos venga a apurar con que le digamos de qué partida del presupuesto pensamos sacar las partidas para ponerla acá.
Eso que lo piensen ellos, que para eso son o se dicen especialistas en números y para eso gobiernan ¿Para qué sirven si no lo hacen? ¿Para pedirle a todo el mundo que les lleve resuelto lo que es su trabajo? Para eso les pagamos, vagos, pónganse a laburar, les podríamos decir con una mínima parte del maltrato al que nos quieren someter a diario. Gobernar es administrar recursos y ordenar prioridades. Háganlo, entonces.
Entiendan que nosotros ya tenemos nuestros propios problemas como para estar ocupándonos de los del resto. Tragarnos los sapos del tamaño que tuvimos que tragar el miércoles en la marcha, por ejemplo. De todas maneras lo hicimos, lo hacemos y lo volveremos a hacer. Eso es cierto, tan cierto y horrible como la sensación patética de ser testigos de los tironeos entre quienes quieren llevarse los créditos de alguna movida popular ruidosa y contundente.
Los créditos y tal vez algún fondo si aparece también, cierto prestigio, un presunto respaldo para sentarse a la mesa de las negociaciones, ¿quién sabe? ¿qué buscan los que buscan apropiarse de las banderas? ¿Se darán cuenta de sus actitudes miserables? ¿O la encrucijada de marchar con esa contradicción y esa sensación tan extraña serán sólo de uno?
La Universidad Pública es para todos y se nota mientras se marcha. El crisol de climas y de razas de Mirtha. Algunos no lo notan, en realidad, algunos intentan apropiarse y atribuirse la titularidad prácticamente exclusiva. Pero también ese es un problema de ellos, no nuestro. Empecemos a ordenar un poco las cosas porque si no nos van obligar a resolver todo a nosotros.
Después de todo, marchamos, que es lo importante. Con algunos que piensan muy parecido a nosotros, con otros que están o podrían estar tranquilamente en la vereda de enfrente. Con docentes valiosos y con otros que más vale perderlos que encontrarlos, con alumnos estudiosos y con vagos, con la CTA y la CGT, con las feministas, con la izquierda, los peronistas y los radicales, con tipos y mujeres de la burbuja académica y con tipos y mujeres de mucha calle. Con egresados que son orgullo, con otros que jamás llegaron a egresar. Todos juntos, en las calles. Eso también es el crisol de la Universidad Pública. Un zoológico encantador, Mirtha.
Fuente: cdnoticias.com