Condena social y mediatización extrema: qué implica la “demonización” de los imputados en un crimen 

Luego de conocerse la sentencia en el juicio por el crimen de Fernando Báez Sosa, la psicoanalista Andrea Edith Homene reflexionó este lunes sobre las implicancias de la condena social y la demonización en los medios de comunicación sobre los imputados en hechos de gran repercusión en la opinión pública, como en el caso del joven asesinado a golpes en Villa Gesell o en el de Lucio Dupuy, el niño de 5 años que murió en La Pampa.

La semana pasada, la profesional publicó una nota en Página/12 en la que ahonda en esta problemática. "La condena social se impone de inmediato y los voceros de 'la gente', así le dicen, piden, exigen, claman por una venganza contra todos estos 'monstruos'; invitan a que otros reclusos tomen en sus manos la ejecución de los acusados de tan terribles delitos. Si alguno de ellos se quita la vida, festejan la muerte: 'este/a no jode más a nadie'… 'uno menos'", dice el artículo, que lleva el título de "Victimarios".

En diálogo con AM750, Homene reforzó el concepto y apuntó contra la utilización del caso Báez Sosa por parte de los medios de comunicación: "Independientemente de la naturaleza de este caso, la realidad es que los medios tienen una fuerte incidencia en cuáles son los hechos a los que se les va a dar trascendencia y cuáles van a pasar desapercibidos", reflexionó.

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"Con relación al crimen de Lucio Dupuy, en el medio de su trascendencia mediática hubo dos asesinatos de dos niños, Renzo y Milena, y solo hubo dos noticias y los casos se abandonaron. Seguramente porque en el caso de Dupuy había otros elementos que convertían a las victimarias en un objetivo más atractivo para la demonización de la televisión", agregó, en diálogo con Aquí, allá y en todas partes.

Y remarcó: "Ninguna sociedad que se pretenda mínimamente sana y respetuosa de los derechos de cada uno, aún en aquellos que cometen hechos disvaliosos, puede pretender que el cumplimiento de la pena sea en el marco de un contexto degradante o humillante como proponen, en gran medida, las condiciones de nuestro sistema penitenciario actual".

Por último, señaló: "La sociedad pretende mantenerse a salvo de estos individuos ubicándolos como ajenos. Tienen que ser ubicados como extraños del cuerpo social, por eso se los descalifica y se los ubica en una categoría monstruosa",.

"Hay un sadismo que parece estar habilitado por el hecho de que han cometido los imputados. Habilita a que nosotros, como sociedad, ejerzamos una crueldad sobre los mismos", concluyó.

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