"Mi cerebro se pregunta: ¿qué hacemos con este bardo?/ Salgamo' a candombear, dice mi corazón, liberao", se escucha en un verso de La noche, una canción del grupo de candombe Rompeboinas. La razón y la pasión se encuentran en un juego dialéctico y la conclusión es inapelable: salir a candombear. Y de eso se trata Barrio y luna (2022), el disco debut de la banda de Hurlingham.
El hechizo del candombe es lo que unió en 2017 a nueve músicos y músicas del oeste bonaerense que eligieron indagar en un género musical que a varios les era ajeno, pero que lograron traducir e imprimirle su impronta. "Andaba viajando y había pasado por Uruguay. Y ahí conocí un poco de cerca la movida del candombe. Después, cuando volví a mi barrio, a Hurlingham, me encontré con la Candomgluck, que es la comparsa de candombe de acá", cuenta Sebastián Rodríguez, cantante y guitarrista de Rompeboinas.
https://www.youtube.com/watch?v=pWDpAWfKD9w
–¿Amor a primera vista?
Sebastián: Está buenísimo el candombe, te pega en el pecho y te pone la piel de gallina. Y después todo lo que pasa más allá del sonido, todo el despliegue de gente bailando, la fiesta que se arma. Y empezás a escuchar melodías que no están en los tambores, pero que aparecen. Es un viaje el candombe, es ir a conocerlo para que te pase por arriba. En Argentina no le había dado tanta bola hasta que fui de viaje allá y lo vi como cultura.
Entonces, para Sebastián empezó un periodo de investigación y aprendizaje de este género que se expandió por el Río de la Plata, pero que pisa más fuerte en Uruguay. Con el Colo, uno de los integrantes de la Candomgluck, se puso a versionar en clave candombera uno tangos y boleros. "Yo venía enganchado con este ritmo y el Colo ya venía enamorado hace rato", dice sobre el germen del grupo.
A partir de ahí empezaron a meterse más en la movida y conocieron personas que le dieron vida a Rompeboinas: Alan "Nalan" García (voz y teclados), Julián Taiano (voz y batería), Fernando Inverno (tambor piano), Nicolás Saez (tambor chico), Nacho de Benedetto (tambor repique), Mariano Doldán (bajo), Verónica Mizerit (saxo y flauta traversa) y Marina Blanco (saxo) completan hoy el combo.
"Había un juego con la guitarra: cualquier canción que hacíamos, ya sea un tema de rock, un punky, un reggae o una cumbia, la hacíamos candombe para usar los tambores", retoma Sebastián. Es que la propuesta del grupo es usar ese ritmo como base o disparador, pero también fusionarlo con otros géneros, como la salsa, la rumba o el samba brasilero.
Pero Rompeboinas está sobre todo atravesado por la cultura rock, por una cuestión generacional -tienen entre 30 y 40 años- y territorial. Antes que nada, Hurlingham es un barrio rockero. Por allí desfilaron bandas históricas del rock argentino como Sumo, Divididos y Las Pelotas, que hicieron escuela en materia de autogestión y desfachatez musical. "Quizás retomamos el lado bohemio del rock, lo que tiene que ver con la noche", apunta Sebastián. "El candombe acá todavía es algo muy under. Al no ser tan conocido mantiene el espíritu del under, que es lo que nos gusta del rock."
Sin embargo, Nalan considera que también está bueno tomar un poco de distancia de la cultura rock para que el candombe encuentre su lugar y siga creciendo de este lado del charco. "Creo que es una nueva etapa que se está armando también en Hurlingham", considera el cantante y tecladista. "Si bien este barrio es como la cuna del rock, estaría bueno que se empiecen a dar a conocer estos nuevos ritmos en la zona."
El año pasado lanzaron su primer disco, Barrio y luna, un conjunto de ocho canciones con espíritu festivo y popular. Con los tambores y los vientos al frente, la intención central del disco es activar la fiesta. "Es un objetivo que se pueda bailar, eso está bastante pensado", confirman. "Que se pueda llevar a lo físico, al ritual del baile. Cuando vamos a tocar y hay gente del ambiente del candombe, se ponen a bailar todos y eso la sube un montón."
https://www.youtube.com/watch?v=syGGUSD50t4
El barrio y sus personajes son los elementos centrales de las canciones. No son letras surrealistas o con exceso de metáforas, sino que las escenas que aparecen en las canciones son cotidianas y costumbristas. Incluso, algunas recurren al humor, como Uhmeda!, el típico personaje que no para de manguear y que habita en todos los barrios. "Esa canción cuenta la historia de alguien que alguna vez fuimos todos", se ríe Nalan.
"Me encantaría componer de otra manera, pero siempre que armo una canción termina siendo una historia cotidiana", cuenta Sebastián. "También la idea es contar lo que uno va viviendo. La canción Que pum que pam, por ejemplo, empieza siendo muy triste, la escribí como un tango pero le metí un ritmo bien alegre", completa.
–¿Hay un circuito de candombe en crecimiento en Argentina?
Nicolás Saez: Sí, yo creo que sí. En el colectivo candombero Lindo Quilombo las comparsas que nacieron hace diez años mejoraron en un montón de aspectos. Todo eso se lo dio el tiempo de estar metido dentro del género como para poder entenderlo mejor, saber sus referentes y aprender sus diferentes toques.