La reducción de la participación de los asalariados en el ingreso en la gestión de Cambiemos (del 51,8 por ciento en 2016 al 46,2 en 2019) se prolongó durante el gobierno del Frente de Todos (43,9 por ciento en los tres primeros trimestres de 2022) y ello supuso una transferencia de ingresos del trabajo al capital de aproximadamente 87.000 millones de dólares entre 2016 y 2022, recalca el Centro de Investigación y Formación de la CTA (Cifra) en su último informe de coyuntura. El ciclo político del Frente de Todos sirvió para mejorar relativamente algunas variables sensibles, como el costo salarial y la productividad, pero la puja distributiva aún cuenta a los trabajadores entre los perdedores del modelo, que ya tiene poco de nacional y popular.

Es importante empezar por reconocer, como hace Cifra, que el proceso de crecimiento económico de la postpandemia fue más allá del rebote inicial pues los indicadores de actividad y empleo alcanzaron en 2022 niveles similares a los récord de 2015 y 2017, aunque parte de esa suba del empleo fue con trabajos por cuenta propia o no registrados. Ante este escenario, los autores Pablo Manzanelli y Cecilia Garriga se preguntan cuánto puede sostenerse el ciclo virtuoso dada la regresividad distributiva y la escases de divisas.

Ganó el capital

En el informe comparan la evolución del costo salarial con la productividad (es decir, con las unidades producidas por cada trabajador) para dar cuenta de la reducción del peso relativo de los asalariados en el ingreso nacional. Durante el período 2016-2022, el costo salarial retrocedió 18,6 por ciento mientras que la productividad cayó menos, un 5,5 por ciento. Y puntualmente durante el ciclo de gobierno del Frente de Todos la productividad recuperó la fase ascendente, aumentando 0,8 por ciento, pero los costos salariales continuaron en descenso un 4,5. De modo que la regresividad se mantuvo.

Más aún, la regresividad distributiva se acentuó durante el ciclo expansivo del último bienio 2021-2022. Según los cálculos de Cifra, “entre 2016-2022, cuando se desmorona la participación de los asalariados en el ingreso, la transferencia de ingresos del trabajo al capital alcanzó aproximadamente a 87.800 millones de dólares al tipo de cambio oficial”, mientras que en un contexto de crecimiento económico entre 2021 y 2022, dicha transferencia fue de 48.400 millones de dólares.

Por otra parte, desde Cifra argumentan que la paradoja entre una saludable evolución del consumo privado y los altos niveles de pobreza e inflación que se observan en la actualidad es consistente con la sostenida regresividad distributiva. Como se dijo, la participación de los trabajadores en el ingreso apenas alcanza al 43,9 por ciento a fines de 2022.

Capital concentrado

Otro cálculo del informe es la comparación entre la evolución de los precios mayoristas, que fijan las grandes empresas en cada sector económico, y los salarios versus el índice de precios al consumidor. Es decir, cómo les fue a las empresas oligopólicas y los trabajadores respecto a la inflación minorista. “Mientras que los salarios reales se redujeron 12,1 por ciento entre 2016 y 2022, los precios de las ramas concentradas aumentaron 21,3 por ciento por encima del índice de precios al consumidor.

"Durante el gobierno del Frente de Todos se asiste a un estancamiento del salario real (0,5 por ciento) en un contexto en el que los precios de las ramas concentradas ascendieron casi 10 por ciento por encima de los precios al consumidor”, revela el documento.

Esta estructura de precios relativos continúa favoreciendo al sector más concentrado del capital. La ganancia del sector empresario fue de 5,6 puntos del producto durante la gestión de Cambiemos y de 2,3 en los años del gobierno del Frente de Todos, si se analiza la mencionada distribución funcional.

Escasez de divisas

Un aspecto reiterado entre los economistas heterodoxos es que el gobierno del Frente de Todos no logró acumular reservas pese a contar con un elevado superávit comercial durante los primeros tres años de gobierno cuando el intercambio de bienes acumuló un superávit de 45.537 millones de dólares.

En el informe de Cifra se detallan los principales movimientos que incidieron negativamente en las reservas: en primer lugar, “los pagos de la deuda tanto de capital como de intereses (35.678 millones de dólares, excluyendo la del FMI y otros organismos), el déficit de turismo (11.046 millones) y el de los fletes en el marco del crecimiento de su precio internacional (por 8.635 millones). En menor medida, la fuga de capitales contabilizó una salida neta por 4.477 millones de dólares”.

No menos importante es señalar que en el primer bimestre de 2023 las reservas internacionales cayeron en 5.889 millones de dólares, lo cual agrava la situación del frente externo en el año electoral.

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