El gobierno incrementa la presión sobre la distribuidora Edesur mientras los cortes de electricidad continúan afectando a miles de usuarios. Fuentes del Ministerio de Economía dejaron trascender este miércoles que podrían intervenir la compañía para que los técnicos del Ente Nacional Regulador de la Electricidad (ENRE) fiscalicen los procesos operativos y la atención que se le brinda a los reclamos de los usuarios. A su vez, informaron que se le aplicará a la distribuidora una nueva multa que podría llegar a los 1000 millones de pesos por los reiterados incumplimientos en la prestación del servicio.

La decisión de avanzar en esa dirección se tomó luego de una reunión que este mediodía mantuvieron el presidente Alberto Fernández y el ministro de Economía Sergio Massa. Luego desde la secretaría de Energía decidieron citar directivos de la compañía para comunicarles las novedades. El malestar contra la empresa creció luego de que el viernes intentara desentenderse de la responsabilidad por los cortes de luz al asegurar que había sido un problema de generación de energía, argumento que reiteró este miércoles en una solicitada publicada en algunos matutinos.

El desembarco

La secretaría de Energía, Flavia Royón aseguró el domingo por la noche que instruyó al ENRE para que inicie las actuaciones administrativas correspondientes con la intención de solucionar el problema de los reiterados cortes de luz que se repiten todos los años. “No nos va a temblar el pulso si eso implica tener que terminar el contrato de concesión del servicio de distribución eléctrica a cargo de la empresa Edesur”, amenazó.

El gobierno de Cristina Fernández de Kirchner ya estuvo cerca de expropiar la empresa a comienzos de 2014 luego de los grandes apagones que se registraron en el Área Metropolitana de Buenos Aires, pero finalmente se descartó esa opción. Royón ahora volvió a poner el tema en agenda, pero en el sector coinciden en que es difícil que se tome esa decisión porque la italiana Enel, controlante de Edesur, anunció en noviembre un plan de desinversión que incluye su salida de Argentina, Perú y Rumania con el objetivo de reducir su deuda neta y centrar su transición hacia energías más limpias. No solo puso a la venta la distribuidora Edesur sino todos sus activos en la Argentina, que incluyen las centrales térmicas Costanera y Dock Sud, la concesión de la hidroeléctrica El Chocón y las líneas de transmisión CTM y TESA, que conectan los sistemas de energía eléctrica entre Brasil y el noreste argentino, y Yacylec, que transporta la energía de Yacyretá.

Si se decide quitarle la concesión de Edesur ahora, se le estaría facilitando su salida de esa compañía sin necesidad de conseguir un comprador y luego los italianos terminarían reclamado una indemnización millonaria en el CIADI, un tribunal dependiente del Banco Mundial donde las empresas suelen jugar de local.

Otra de las alterativas la mencionó el interventor del ENRE Walter Martello a comienzos de enero, luego del apagón que dejó sin servicio a más de 400 mil usuarios en la noche de Año Nuevo: “Es posible que la mayoría de las acciones de Edesur las compre el Estado. Es algo que yo personalmente he planteado en mi rol anterior como Defensor del Pueblo de la Provincia de Buenos Aires, planteé la estatización de la empresa. La política deberá discutir después el tema de los recursos”, sostuvo el funcionario.

Mientras evalúa cómo resolver la cuestión de fondo, por ahora el gobierno decidió desembarcar en la compañía sin afectar el capital accionario, con el objetivo de tener un mayor control sobre la firma. Es un esquema similar al llevado adelante entre fines de 2013 y principios de 2014 cuando el entonces ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, designó a Roberto Baratta, su mano derecha en materia energética, como interventor para saber de cerca qué estaba ocurriendo y tomar las decisiones más trascendentes. De hecho, las inversiones que realizó la empresa en esos meses fueron decididas por la intervención y financiadas con fondos provenientes del Tesoro. En este caso, aún no está claro si se llevará adelante una intervención formal o simplemente se designarán veedores.

Alta tensión

Ante las crecientes críticas que viene recibiendo desde el gobierno y sectores afines, la empresa reaccionó este miércoles al publicar una solicitada en la que aseguró que el servicio ha venido mejorando. “En el verano 2022/2023, durante los meses de diciembre y enero, los indicadores de calidad del servicio (SAIDI) reflejaron una notable mejora respecto al mismo período del año pasado. Específicamente, en el mes de enero el SAIDI fue de 87 minutos en comparación a los 236 minutos de enero 2022, y 122 minutos de enero 2021, con una temperatura media superior”, aseguró.

La compañía insistió además con un dato que ya había adelantado a través de su cuenta de Twitter y que generó furia en el gobierno. “El pasado viernes 10, a las 13:45 horas Edesur registró un récord histórico de demanda de energía de 4.181 MW. A las 13:54 horas, el operador del sistema de alta tensión de GBA (SACME) pidió a Edesur realizar cortes a clientes, tras informar que la generación de energía para la zona sur de Buenos Aires resultaba insuficiente. Producto del pedido de SACME, se realizaron cortes preventivos a unos 180 mil clientes, que equivalen a 250 MW, entre las 14 y las 17 horas. El 70 por ciento fue normalizado a las 16”. Según dice ahí, al menos parte de la responsabilidad por los cortes es por falta de energía y no por problemas en la red de distribución.

El ENRE fue el encargado de responderle a la compañía: "Cammesa, el operador del Sistema Argentino de Interconexión (SADI), confirmó que no solicitó ningún corte en ninguna de las áreas o regiones del país dado que el pico se operó con reservas óptimas". Asimismo, el ente señaló que "Sacme, el operador de la red de alta tensión de Edenor y Edesur, informó que ordenó restricciones por caídas de tensión en las redes de 220 y 132 kilovoltios (kv) y saturación de equipos de transporte".

En el gobierno provocó un profundo malestar que la distribuidora eléctrica haya intentado desentenderse del problema de los cortes al decir que el problema no se encuentra en la red de distribución sino en el eslabón de la generación. Tampoco habían caído bien las declaraciones que formuló el mes pasado el CEO de Enel, Francesco Starace, cuando le preguntaron por qué habían decidido anunciar su salida de Argentina: “Tienen la regulación más bizarra del mundo”, aseguró durante un panel sobre cuestiones energéticas que se llevó adelante en la escuela de negocios de la Universidad de Harvard.

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