Informe especial sobre el clima y la preparación de las ciudades. ¿Serán estos eventos más frecuentes? Los nuevos paradigmas.

Por Marcos Pascua | Especial para Central de Noticias

Olavarría, al igual que otras ciudades del país ha sido testigo en el último tiempo de eventos climatológicos a los que no estaba acostumbrada. De repente, “alerta naranja” pasó a ser una de las frases más escuchadas y que más preocuparon a la ciudad durante varios días de este verano que acaba de terminar. Algunas de las dudas que surgen es si ¿este tipo de eventos serán cada vez más frecuentes?, ¿estos eventos tienen relación el cambio climático?, nuestras ciudades ¿están preparadas para enfrentar la crisis climática?

Hagamos un repaso

La semana del 12 de diciembre tal vez sea la más recordada. Martes por la tarde, una advertencia de “alerta amarilla” por tormentas.

Todo preparado para la asunción del intendente electo Maximiliano Wesner, pero no, esta vez no iba a ser. Sin ir más lejos, el acto que iba a ser en primera instancia en las escalinatas de la Casa del Bicentenario, por la alerta, pasó al HCD y del HCD, los y las funcionarios se mudaron al cuartel de bomberos a empezar a trabajar en lo que fueron las consecuencias del temporal. El resto es historia conocida.

Pero todo no terminó ahí, al día siguiente a la tarde se emitió un nuevo “alerta naranja” por tormentas con extensión hasta el día 14 de diciembre.

La misma historia el sábado 16 de diciembre, donde toda la provincia de Buenos Aires permaneció durante la tarde y la noche en “alerta naranja” por tormentas. Fue la tormenta que dejó consecuencias devastadoras en la ciudad de Bahía Blanca.

Alertas en diciembre

Por supuesto que los días 12, 13, 14 y 16. Pero también las advertencias llegaron los días 6, 23,24 y 27. Total: 8

Alertas en enero

Para el primer mes del año se recibieron avisos el día 6 de enero, esta última obligó a la reprogramación de la clásica “Fiesta de los Reyes Magos”. Las alertas prosiguieron los días 7 de enero, 9 y 13. Total: 4

Alertas en febrero

Para el segundo mes del año las alertas llegaron para los días 2, 6, 9, 10, 12, 22 y 28. Total: 7

Alertas en marzo

Para cerrar la temporada veraniega llegaron alertas los días 1 de marzo, 2, 8, 10, 11, 12, 19 y 20. Total: 8

Y entre alertas y avisos a corto plazo se fue el verano.

Precipitaciones

Ahora bien, veamos cuántos de estos días y cuánto fue lo que realmente llovió.

Durante el 2023 llovieron, según datos aportados por el Servicio Meteorológico Nacional (SMN), un total de 1207,6 mm. Si hacemos una tabla de posiciones donde ponemos las lluvias de todos los años desde 1990 hasta 2023, el año que pasó se ubica en la quinta posición.

El mes más lluvioso, por si había quedado alguna duda fue diciembre. En el último mes del año llovieron un total 278,1 mm. Un poco más del 50% de esas lluvias se distribuyó en tres días cercanos, el 12, el 14 y el 16 de diciembre con mediciones que llegaron a los 40,6 mm, 67,5 mm y 54 mm respectivamente. Mientras que el 22 de diciembre la precipitación acumulada fue de 41,3 mm, es decir en 4 días llovieron alrededor de 200 mm.

Noviembre también fue un mes con mucha lluvia, cayeron 147,1 mm, siendo también uno de los noviembres más lluviosos en el período analizado. La mitad cayó el 30 de noviembre, imagínense si caía unos días después, no hacía falta más agua la verdad.

Completa el podio de los meses más lluviosos marzo con 139,1 mm donde el 18 de dicho mes llovieron 48 mm. Siempre hablando del año 2023.

De hecho, si observamos el cuadro de precipitaciones, podemos ver que el mes de diciembre de 2023 fue el diciembre con mayor cantidad de precipitaciones acumuladas de los últimos 34 años. Lo cual muestra lo abundante que fue la precipitación en el último mes del año.

Continuando con el análisis de las precipitaciones, en la imagen 2 se puede ver que a lo largo de los meses de marzo, abril, mayo y junio las precipitaciones acumuladas se ubicaron dentro de los valores normales de los años 1991-2020, mientras que a partir de julio la precipitación acumulada fue mayor teniendo su pico, como ya hablamos, en el mes de diciembre de 2023.

Para reafirmar esta información podemos analizar lo que pasa con la siguiente imagen.

El comienzo del 2024 fue tranquilo, como vemos en el primer mes del año la precipitación fue prácticamente escasa y vuelve a los valores altos en los siguientes dos meses.

El pico de este gráfico se produjo en el mes de marzo cuando llovieron alrededor de 120 mm, a dichos registros le siguen los registros de noviembre, diciembre, esa semana de temporales y alertas y febrero.

Causas

El fenómeno de “El Niño”

Una de las causas de estas lluvias copiosas es el fenómeno de “El Niño”, que entró en vigencia el 1° de septiembre de 2023 según informó el propio Servicio Meteorológico Nacional (SMN). Esto se debe a que, en las semanas previas al comienzo de la primavera, la temperatura del océano Pacífico se mantuvo por encima de la temperatura umbral para estos fenómenos y la atmósfera comenzó a responder a ese calentamiento.

Dicho fenómeno climático natural tiene una recurrencia de entre 2 y 7 años y sus impactos son de escala global y varían según la región del planeta y la época del año en que el fenómeno se presente.

Este tipo de fenómenos suelen traer consigo un aumento en la frecuencia y la intensidad de las precipitaciones en gran parte del centro-este y norte argentino. De hecho, según la proyección realizada en septiembre del año pasado, el SMN pronosticaba en Olavarría se podía esperar un aumento de entre el 10% y 25% de la precipitación acumulada.

Además, en el mismo informe se proyectaba que las condiciones de “El Niño” tenían un 99% de probabilidades de que se mantengan para el trimestre septiembre-octubre-noviembre 2023.

Si analizamos la precipitación acumulada para la primavera 2023 (Sep-Nov), podemos ver que fue el trimestre más lluvioso desde 2012. Para el año 2023 la precipitación acumulada fue de 336,4 mm., mientras que en 2012 fue de 338,3 mm.

También el SMN informó que para el trimestre diciembre 2023 y enero-febrero 2024 se esperaba que la precipitación acumulada esté por encima de los valores normales entre un 40 a un 45%. Pero, ¿cuáles son esos valores normales?

Si tenemos en cuenta que durante los meses de diciembre 2023 la precipitación acumulada fue de 278,1 mm y la de febrero 2024 fue de 152,3 mm, podemos afirmar que durante dos de los tres meses la precipitación acumulada estuvo por encima de los valores normales. El único mes en el que no la superó, de hecho, estuvo muy por debajo fue en enero de 2024.

Cambio climático

El cambio climático dejó de ser eso para los que nos estamos preparando o intentando preparar, el cambio climático no es algo que va a llegar en un determinado momento y tenemos suficiente cantidad de tiempo para prepararnos. El cambio climático está entre nosotros y se demuestra con una serie de eventos climatológicos que son consecuencia del aumento de la temperatura. Algunas de las consecuencias las estamos viendo ahora: temperaturas extremas, olas de calor, sequías, inundaciones, grandes tormentas, entre otras.

Si bien, los eventos ocurridos no se relacionan directamente con el cambio climático, la frecuencia y gravedad de los mismos tenderá a ser cada vez mayor como consecuencia del cambio climático.

Hace unos días el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático publicó el registro de temperatura de los primeros días de 2024.

El Acuerdo de París que entró en vigencia en el año 2016 tenía como uno de sus objetivos:

Evitar que el incremento de la temperatura media global del planeta supere los 2ºC respecto a los niveles preindustriales y busca, además, promover esfuerzos adicionales que hagan posible que el calentamiento global no supere los 1,5ºC. Además, reconoce la necesidad de que las emisiones globales toquen techo lo antes posible, asumiendo que esta tarea llevará más tiempo para los países en desarrollo. En cuanto a las sendas de reducción de emisiones a medio y largo plazo, se establece la necesidad de conseguir la neutralidad climática, es decir, un equilibrio entre las emisiones y las absorciones de gases de efecto invernadero en la segunda mitad de siglo.”

En 81 de los primeros 86 días del año 2024, la temperatura estuvo por encima del límite de 1,5°C.

Es decir, estamos lejos de cumplir con uno de los objetivos planteados en el Acuerdo de París, pero, además, con las políticas actuales estamos lejos de reducir el impacto de las emisiones de gases de efecto invernadero. Y nosotros, con un presidente negacionista del cambio climático.

Obras

Desde que comenzamos con esta columna, venimos viendo como los valores de precipitación acumulada fueron muy altos durante los meses analizados. Al mismo tiempo, vimos que esa distribución de la precipitación se produjo en pocos días y sobre todo en un corto período de tiempo, lo que nos lleva a entender un poco las consecuencias del evento.

Si bien los desagües pluviales se diseñan para eventos extraordinarios, no hay sistema pluvial que pueda evacuar tanta cantidad de agua que cae en un corto período de tiempo. De hecho, muchas ciudades sufrieron inundaciones durante este verano además de Olavarría, como La Plata, Buenos Aires, Corrientes, entre otras.

Las ciudades se instalaron sobre superficies permeables, donde hoy hay una casa, un club, un comercio, una calle o una vereda, antes, simplemente había terreno natural.

Cuando llovía, alrededor de un 50% se infiltraba, mientras que un 40% evapotranspiraba y solo un 10% escurría. Cuando la urbanización fue impermeabilizando esas zonas, ese 50% que antes infiltraba pasó a ser alrededor de un 15%, mientras que la evapotranspiración se redujo al 30% y el agua que escurre pasó de un 10% a un 55%.

Es decir, cada vez que urbanizamos, eso va acompañado de una impermeabilización del terreno natural aumentando la cantidad de agua que escurre y disminuyendo el área de infiltración. Para eso se hicieron redes de desagüe pluvial, pero todo sistema que no se actualiza, no se mejora o se abandona tiene su límite. Entonces, puede responder bien ante determinados eventos de precipitación, pero ante uno mayor puede no responder adecuadamente y más aún, si esos eventos se acumulan en una semana como sucedió en diciembre de 2023.

Las obras en general no acompañan los desarrollos de las ciudades, eso no pasa solo en Olavarría, lamentablemente las obras siempre van detrás del crecimiento de la ciudad, entonces sucede lo que bien mencionó el arquitecto José Luis Argañaraz en esta nota con Verte:

“Si los caños fueron colocados cuando había 20 mil habitantes y pocas cuadras de desarrollo, no podemos pretender que los mismos sirvan para una ciudad de 130 mil y con un desarrollo no planificado”

Nuevos paradigmas

El objetivo que persiguen los desagües pluviales de la ciudad es el de recoger el agua de lluvia en exceso y evacuarlo rápidamente hacia zonas diseñadas o destinadas para eso.

Los techos o las terrazas dirigen el agua a través de las canaletas, mediante ellas el agua se dirige a las bajadas y de ahí a los caños verticales donde el agua se infiltra en los terrenos o se integra al sistema de desagües pluviales. Ese es el funcionamiento básico de las redes de pluviales.

Ahora, ante fenómenos como los ocurridos el verano pasado que tienden a ser más recurrentes como consecuencia del cambio climático, parece necesario preguntarse si con los sistemas pluviales que tienen las ciudades será suficiente para mitigar el impacto de próximas tormentas o será necesario pensar en un complemento que amortigüe el impacto sobre las redes que conocemos. Además de pensar en ampliar y mejorar la red actual, tal vez sea necesario contar con nuevas miradas desde la hidrología urbana para contener o disminuir ese impacto que pueden traer precipitaciones abundantes.

Sistemas Drenaje Urbano Sostenible (SUDS)

El enfoque de este sistema reconoce el impacto negativo del desarrollo urbano en los cuerpos de agua naturales y busca minimizar la alteración hidrológica en la medida de lo posible. A diferencia de los sistemas de drenaje convencionales que canalizan rápidamente el agua de lluvia hacia ríos y arroyos, los sistemas de drenaje urbano sostenible se diseñan para imitar procesos naturales de infiltración, evaporación y retención en el lugar.

Uno de sus principales objetivos es mejorar la calidad del agua y reducir el riesgo de inundaciones en áreas urbanas. Los sistemas de drenaje convencionales pensados para eliminar el agua rápidamente puede llevar a la erosión del suelo y la contaminación del agua de los cuerpos de agua cercanos. Por el contrario, los sistemas de drenaje urbano sostenible utilizan técnicas de gestión de aguas pluviales que retienen, infiltran y filtran el agua de lluvia para minimizar la cantidad de agua que ingresa a los ríos y arroyos cercanos. Una de las principales ventajas que tiene este sistema es que ralentiza la velocidad con la que escurre el agua para reducir así la posible saturación del sistema de desagüe con las inundaciones consecuentes.

Existen diversas tipologías de estos sistemas que se adaptan a las diferentes necesidades y características de los entornos urbanos. Algunas de las tipologías más utilizadas son:

  • Techos verdes: son sistemas de vegetación que se instalan en la parte superior de los edificios y que permiten retener el agua de lluvia y reducir el impacto del calor urbano.
  • Jardines de lluvia: son áreas ajardinadas que se diseñan para captar y retener el agua de lluvia y permitir su infiltración en el suelo.
  • Pavimentos permeables: son pavimentos que permiten la infiltración del agua de lluvia en el suelo y reducen la cantidad de agua que se dirige a los sistemas de drenaje convencionales.
  • Zanjas de infiltración: son zanjas que se excavan en el suelo y que permiten la infiltración del agua de lluvia en el subsuelo.
  • Depresiones de retención: son áreas planas que se diseñan para retener temporalmente el agua de lluvia y permitir su infiltración en el suelo.

Conclusión

Olavarría “es una zona propicia para tormentas severas”, así lo afirmó la doctora en meteorología María Luisa Altinger en el programa “Levantate por Radio Sapiens”. Y si bien ella, al igual que otros profesionales, no fue tajante en cuanto a que esto sea una consecuencia del cambio climático, indicó “no podemos decir que eso es por el cambio, por ahora. Es probable que sí, que hay una señal. Pero habrá que tener más datos”.

Lo cierto es que este tipo de fenómenos nos obligan a repensar en la gestión del agua en las ciudades, en si el enfoque tradicional está preparado para dar respuestas a lo que pueden ser nuevas demandas y también invita a reflexionar sobre la ciudad que tenemos, la ciudad que queremos y la ciudad que necesitamos.

El nuevo enfoque de la gestión de desagües urbanos obliga a profesionales a pensar en proyectos integrales que requerirán sin duda, de equipos multidisciplinarios para pensar la ciudad del futuro que responda a las nuevas demandas.

Hasta acá llegamos hoy, pero me gustaría destacar algo. Esta columna no se podría haber hecho sin la información brindada desde la Estación de Observación Meteorológica local y sin los datos históricos e informes brindados por el Servicio Meteorológico Nacional, una institución que tiene 152 años y es fundamental para el desarrollo de un país. Desde este humilde lugar, me solidarizo con el personal que ejerce su tarea y esta semana fue despedido sin ningún tipo de justificación y deseo que puedan ser reincorporados prontamente. Al igual que con las ciudades, este también parece un momento propicio para reflexionar sobre el país que queremos.

En la recomendación de hoy, te de dejo esta nota sobre parques inundables para que sigas leyendo si te interesó el tema.

De mi parte, nos volvemos a leer en unos días.

Fuente: cdnoticias.com