Recientemente, se aprobó un proyecto para la “Optimización de herramientas tecnológicas para la obtención de formulaciones con principios activos de Cannabis sativa L. para uso en salud y alimentación humana”.

Desde que la Universidad Pública se hizo eco de la demanda social de conocimiento científico alrededor de la planta de cannabis -prohibida en la normativa de la Ley de Drogas- y sus propiedades terapéuticas hace casi una década, el tema no dejó de evolucionar por diferentes senderos que permitieron ampliar los ámbitos de discusión.

La reglamentación del uso medicinal, la venta de semillas y el impulso de la producción de cáñamo industrial son algunos de los avances que la Facultad de Ingeniería de la UNICEN siguió de cerca a través de “Universidad y cannabis”.

Recientemente el grupo interdisciplinario integrado por especialistas en química, ingeniería, agronomía, biología, biotecnología y alimentos, que desde hace años trabajan en Olavarría junto a cultivadores y diferentes organizaciones públicas y privadas, recibió la aprobación de un proyecto para la “Optimización de herramientas tecnológicas para la obtención de formulaciones con principios activos de Cannabis sativa L. para uso en salud y alimentación humana”.

La iniciativa se presentó a la convocatoria para la Red de Investigación y Desarrollo en Ejes Estratégicos (RIDEE) de la Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia de Buenos Aires, que otorga fondos para cuatro ejes estratégicos de investigación, entre ellos, Cannabis medicinal y cáñamo en la industria.

“Esta convocatoria se enfocó en generar redes entre grupos que estén trabajando en algunas de las cuatro temáticas estratégicas que propone la CIC a nivel provincial. La condición era generarlas con otros grupos de investigación y tener potencialidad de vínculos por fuera del sistema académico científico, que haya un interés del sector público o privado, y oportunidades de transferencia”, explicó el director de “Universidad y Cannabis”, Doctor Gastón Barreto.

Específicamente se buscará optimizar distintas herramientas tecnológicas que, con un enfoque productivo, permitan generar extractos concentrados de cannabis que sean trazables, seguros y estables en el tiempo.

El destino de esos extractos es el Sistema Público de Salud en el caso de formulaciones de uso terapéutico, mientras que para las aplicaciones en matrices alimentarias se espera que se incorpore al Código Alimentario Argentino el uso de cannabidiol como ingrediente en alimentos.

Además de la FIO integran el proyecto la Facultad de Agronomía de la UNICEN y la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UNMDP, la Municipalidad de Olavarría, las empresas de producción de cáñamo Yamar SRL y Weed Work Research S.A., y organizaciones sin fines de lucro como Fundación ARCA 2030, Cannabis Activa Olavarría y la Agrupación Marplatense de Cannabicultores.

A ritmo constante

El investigador de la Facultad de Ingeniería de Olavarría no sólo es el director del grupo que trabaja bajo la órbita del Centro de Investigaciones en Física e Ingeniería (CIFICEN-UNICEN), sino que además ocupa cargos de representación que lo vinculan con diversos actores del entramado cannábico.

Como docente universitario integra el Consejo Consultivo Honorario del Programa de Cannabis Medicinal dependiente del Ministerio de Salud de la Nación y como investigador del CONICET la Empresa de Base Tecnológica (EBT) Cannabis CONICET creada por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación.

En Olavarría dirige la Mesa Interdisciplinaria para el análisis, estudio y evaluación del uso científico del Cannabis para uso medicinal del Honorable Concejo Deliberante.

El proyecto tendrá una duración de cinco años, recibirá algo más de un millón de pesos y contempla recursos para la formación doctoral de recursos humanos y personal técnico de apoyo para desarrollar y optimizar tecnologías orientadas a generar productos de calidad farmacéutica y/o alimenticia accesibles a usuarios y consumidores: “Garantizar la accesibilidad”, resaltó Barreto, como norte indeclinable desde 2016.

Actualmente en el cultivo experimental emplazado en el Complejo Universitario se trabaja con seis especies de cannabis sativa (dos equilibradas, dos con niveles altos en CBD, y otras dos con niveles altos en THC).

Además de las líneas de investigación que ya venían desarrollando, un salto extensionista permitió desde diciembre de 2022 comenzar a donar esquejes para personas con Reprocann.

Lo ideal sería contar con otro módulo container que funcione como espacio de flora, si el objetivo es abastecer la demanda de salud local. “Estamos trabajando con residentes médicos generalistas de los Centros de Atención Primaria, algunos de ellos hicieron la materia que dimos en 2018 en la Facultad de Salud”, señaló Gastón Barreto.

“Como la comunidad ya consume derivados de cannabis, lo ven como estrategia terapéutica y hay interés para acompañar esa estrategia. La clave es el acompañamiento responsable con acceso a la información”, resaltó el químico.

Por último, se proyecta una propuesta de formación para continuar solidificando los conocimientos alrededor del cannabis y sus alcances, a esta altura con necesidades marcadas de desarrollo científico a nivel nacional.

Fuente: Facultad de Ingeniería

Fuente: cdnoticias.com