Lo que comenzó con un simple avistamiento, ahora se ha convertido en una alerta mundial. Se trata del asteroide 2024 YR4 detectado a fin del año pasado y que al principio no revistió gran importancia. Pero a medida que corrieron los días, logró captar la atención de la comunidad científica y de la opinión pública debido a su potencial riesgo de impacto con la Tierra en 2032.

Descubierto el 27 de diciembre de 2024 por uno de los telescopios de la red ATLAS (Asteroid Terrestrial-impact Last Alert System) de la Universidad de Hawái situado en Río Hurtado (Chile), se trata del objeto celeste que con un diámetro estimado entre 40 y 90 metros, ha sido clasificado en cuanto a su peligrosidad en el nivel 3 de la escala de Turín, lo que indica que merece un monitoreo constante por parte de los astrónomos.

“Se está simplemente informando de que, como expertos y por nuestros protocolos, tenemos que poner una atención especial a este asteroide particular”, explicó el español Juan Luis Cano, coordinador de la Oficina de Defensa Planetaria de la NASA, quien envió un mensaje de tranquilidad por la activación del protocolo

Sin embargo, el mensaje de tranquilidad choca con una realidad preocupante. Generalmente, cuando se descubre una roca espacial y se determina el grado de probabilidad de colisión con la Tierra, estudios y observaciones posteriores hacen bajar ese porcentaje. Cosa que no ocurrió aquí.

Desde su detección, los científicos han analizado la órbita de 2024 YR4 para determinar con mayor precisión su trayectoria y la probabilidad de impacto con la Tierra el 22 de diciembre de 2032.

Lo que comenzó con números de 1,3%, pasó a 2,3%, según los cálculos más recientes del Centro de Estudios de Objetos Cercanos a la Tierra (CNEOS), elaborado por el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA, una cifra que la Agencia Espacial Europea (ESA) ha confirmado con su propia estimación del 2,27%. Si bien el número es bajo, resulta suficiente para que el asteroide siga bajo observación hasta que se descarte cualquier riesgo.

El protocolo internacional establece que cualquier asteroide con más de un 1 % de probabilidades de impacto y un tamaño superior a 50 metros debe ser reportado a la Oficina de Asuntos del Espacio Ultraterrestre de la ONU (UNOOSA). En consecuencia, el 29 de enero, la Red Internacional de Advertencia de Asteroides (IAWN) notificó oficialmente su existencia, lo que activó la vigilancia internacional.

Así, el 3 de febrero el grupo SMPAG (Space Mission Planning Advisory Group) de la ONU, encargado de coordinar la respuesta internacional ante posibles impactos de asteroides, comunicó que seguiría vigilando el asteroide 2024 YR4 hasta que la probabilidad baje del 1%. Pero lejos de descender esa probabilidad, aumentó.

“Un encuentro cercano con la Tierra que merece la atención de los astrónomos y el público”, señalan los científicos que elaboran la escala de Turín al referirse a los asteroides en nivel 3. A pesar de esto, los científicos confían en que la probabilidad de impacto disminuirá en los próximos meses a medida que se obtengan datos más precisos sobre su órbita.

Según explicó Kelly Fast, oficial de defensa planetaria de la NASA, el asteroide tiene una órbita peculiar que lo lleva a recorrer el sistema solar interior, pasando cerca del Sol y de la Tierra, antes de alejarse hacia la región entre las órbitas de Marte y Júpiter.

El caso de 2024 YR4 recuerda al del asteroide Apophis, descubierto en 2004. En su momento, las primeras estimaciones indicaban una probabilidad de impacto del 2,7 % para 2029, lo que lo llevó a alcanzar el nivel 4 en la escala de Turín. Sin embargo, estudios posteriores descartaron cualquier riesgo, y se confirmó que pasará a 38.000 kilómetros de la Tierra sin representar una amenaza.

A diferencia de Apofis, que tiene un diámetro de 185 metros, 2024 YR4 es un objeto más pequeño. Si bien no representa un peligro a nivel global, su impacto podría generar daños significativos a nivel regional. Según estimaciones, un choque en tierra firme equivaldría a la explosión de ocho megatones de TNT, una energía 500 veces mayor que la bomba de Hiroshima. Si explotase sobre el océano, el impacto podría desencadenar un gran tsunami que golpearía a varios países.

El 17 de diciembre de 2028, 2024 YR4 pasará a una distancia de aproximadamente ocho millones de kilómetros de la Tierra. Este sobrevuelo será clave para obtener más datos sobre su tamaño, composición y órbita. “Ahora mismo, el nivel en el que se encuentra es el de un asteroide que merece la atención de los astrónomos”, explicó la NASA.

El astrónomo Daniel Bamberger calculó que, de producirse un impacto, la posible zona de colisión abarca desde el este del océano Pacífico hasta el sur de Asia, pasando por Sudamérica y África. No obstante, estas estimaciones son preliminares y podrían cambiar con nuevos datos.

El supuesto impacto se podría producir en una franja de la Tierra que va desde Colombia, Venezuela y norte de Brasil, hasta la zona media de áfrica, India y hasta Myanmar. Esa trayectoria incluye mucho mar, pero también zonas muy pobladas.

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Fuente: dib.com.ar

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