La comunidad educativa llenó el gimnasio de la institución para el acto administrativo. “Nos emociona y nos llena de satisfacción” dijo su directora. El trabajo de todos los actores y la lucha para cerrar una historia de 60 años.

En un mediodía plagado de emociones y satisfacción, se realizó el acto de firma de la escritura de los terrenos linderos al Colegio Industrial a favor de la institución educativa, tras meses de tironeos y disputas con el Municipio por la propiedad de las tierras. Días atrás, se confirmó que las resoluciones de los años 60’ y 70’ indican que son “grasa”.

En un gimnasio colmado de estudiantes, autoridades educativas, integrantes de la cooperadora, del centro de estudiantes, ex alumnos, entre otros, sumado a presencias políticas como el legislador César Valicenti, los concejales del bloque del Frente de Todos encabezados por Mercedes Landívar, integrantes de la Dirección General de Escuelas, Cultura y Educación y la Escribanía General de Gobierno, el acto estuvo plagado de emoción y de sensación de objetivo cumplido.

La primera oradora fue la directora de la institución, Patricia Domínguez, quien indicó que les toca “ser parte de este suceso histórico. Los actuales y los que pasaron dejando su huella en la Escuela Industrial. Hoy, 60 años después de la donación de estas tierras del Estado Nacional, tenemos el privilegio de ser partícipes de la escrituración de las mismas”.

“Nos emociona y nos llena de satisfacción. Nos sentimos completos nuevamente”. A su vez, y en una constante durante los discursos, se rescató como “digna de valorar la lucha de estos jóvenes, en particular de quienes integran el Centro de Estudiantes, de los miembros de la Cooperadora, docentes, no docentes, directivos, y destacar la gestión llevada adelante por el bloque de consejeros”.

Mercedes Landívar, presidenta del bloque del FdT y quien confirmó la noticia días atrás, dijo que es “un honor porque es una de las instituciones más importantes que tiene el Partido de Olavarría. Para nosotros es un día de mucha felicidad, de gratitud, no siempre suceden estas cosas, pero cuando suceden te hacen sentir que vale la pena. Estar cerrando una etapa de tanto tiempo con una respuesta tan positiva llena de gratificación”.

Tras reconocerse como estudiante de paso por Escuela Normal, dijo que como tantos, “soy de una generación que conoció a la Escuela Industrial en las famosas Olimpiadas”. Allí, “empecé a conocer lo que era la identidad, del trabajo, de la organización”.

“Cuando tomamos conocimiento de lo que sucedía, que se estaban organizando, reclamando y escuchar los relatos sobre lo que pasaba con los predios, a quién le pertenecía, por qué” comenzó un trabajo de recolección de información y documentación para respaldar el reclamo, y allí resaltó la labor de Telma Cazot, Natalia Álvarez, Ubaldo García, y Maximiliano Wesner “que me bancó y hemos viajado, recolectado todo lo necesario para plantearlo” y “Juan Pablo (Urquiza, jefe de gabinete de la Dirección de Cultura y Educación de la Provincia) tenga que escucharnos a cada rato por este reclamo, el de ustedes. Y ahí empezamos a movernos, a ir al archivo, a ver qué había para respaldar esta donación”.

Valoró mucho la labor del Centro de Estudiantes de la institución reflejados en Morena, Emilio y Donato, quienes “confiaron en la política, se acercaron al bloque, plantearon lo que pasó, acercaron a docentes”. En ese relato “surgió un famoso expediente que estaba guardado, nadie sabía dónde, había que buscarlo. Y finalmente llegó. Y ahí apareció un actor fundamental que es la cooperadora. Un grupo de ex alumnos comprometidos para devolverle a la institución todo lo que les dio”.

Explicó que se trata de un expediente “de los años 70’, tramitado en el Estado Nacional, que pasó por un montón de áreas. Y definitivamente, encontramos dos ordenanzas, de 1960 y 1973, que respaldaban la tenencia. No es solo legalmente le pertenecía de la Escuela Industrial. Siempre fueron cuidados por la propia institución”.

Landívar dijo con contundencia que al reclamo “lo amparaban los hechos, la normativa y la historia”.

“Cuando la comunidad de una institución se organiza, en este caso educativa, tienen un objetivo en común, metas, se hermana, se trabaja en conjunto, en red y además con voluntad política, las verdaderas transformaciones se cumplen”. Ahora, cerró la concejala, “comienza una nueva etapa, la de pensar qué se viene, entre todos los actores que hemos participado y se van a sumar es qué se hará en este lugar, para que se queden en Olavarría y puedan formarse”.

Gabriel Catanzaro, presidente de la Cooperadora de la institución, lleno de emoción expresó lo que cuesta “explicar el sentimiento que tenemos por la escuela, el tiempo que se vive dentro de estas paredes y el sentido de pertenencia”.

“Me hubiese gustado que los Estados se pongan de acuerdo y el conflicto se resuelva de forma administrativa por las vías que corresponden en los tiempos que corresponden, no llegando a conflicto como sucedió, de mala forma. Legalmente estaba en todo en orden, solo había que ordenar muchos papeles que algunos sabían que existían, pero muchos otros no sabíamos que existían”.

“Es un hecho histórico poder escriturar y normalizar las tierras después de 60 años” agregó y valoró la gran capacidad organizativa de la institución: “cuando se inició esto durante las vacaciones de invierno comenzamos a ponernos en contacto y uno del grupo que se formó dijo ‘patearon un hormiguero’.

“Le estamos dejando a los pibes enseñanza. Queremos demostrar que no es un capricho, tenemos proyectos arriba de la mesa para presentar al Estado vinculados con la enseñanza, con el trabajo junto al sector privado y el desarrollo de las carreras. Queremos tener una institución ampliada en esos lotes”.

Donato y Camila del Centro de Estudiantes de Industrial fueron los más aplaudidos de la jornada y hasta las lágrimas valoraron la organización estudiantil en todo el reclamo, con énfasis en el banderazo realizado semanas después de conocido el conflicto.

“Nuestro objetivo como Centro de Estudiantes era lograr algo importante. Nos movilizamos y tuvimos el arreglo de las calderas en su momento, y esto es genial”. Resaltaron también el trabajo de estudiantes de otros colegios, sea público y privado que acompañaron en todo momento “a ellos no les importaron si a nosotros nos quitaban los terrenos o no, pero vinieron y se pusieron la bandera de Industrial en la espalda con nosotros”.

Finalmente, el Jefe de Gabinete de la Dirección General de Cultura y Educación, Juan Pablo Urquiza, resaltó “el valor de la lucha, la emoción de Morena es la paga de todo lo que está sucediendo hoy. Los chicos y las chicas nos dieron una lección más de cómo conseguir logros luchando”.

Luego llegó el momento: mientras se acomodaban para la foto final, la firma se concretó y la comunidad “grasa” ratificó la firma de las escrituras y saldaron toda polémica: las tierras linderas al Colegio Industrial son de la institución educativa.

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