El doctor Gastón Seambelar se refirió a la situación de la guardia pediátrica y consultorios pediátricos que “hace dos semanas están abarrotados”. Dio una serie de pautas para saber cuándo dirigirse a la guardia.

Luego de observarse una guardia pediátrica con una gran demanda, consultorios de pediatras con muchísimos padres y sus hijos, el doctor Gastón Seambelar explicó lo que sucede desde hace dos semanas y admitió que el sector está “abarrotado” por “cuadros virales muy contagiosos”.

Lo hizo en diálogo con Radio Olavarría, donde indicó que desde hace dos semanas “las guardias y consultorios privados están abarrotados. Es increíble”. Dijo que “estamos en presencia de circulación de cuadros virales llamativamente muy contagiosos. Rápidamente ha habido una escalada en la suba que hace que digamos la mayoría de los chiquitos estén enfermos”.

Esto se ve “en la familia, las escuelas, en el porcentaje de ausentismo y también adultos, porque lo que encontramos en las consultas es que comienzan los cuadros, la mayoría son de tipo gripales muy contagiosos y al tiempo ya están contagiados los padres”.

Indicó que lo particular de estos virus es que “a los primeros días de estos cuadros levantan fiebre muy alta. Entonces esto genera ansiedad y miedo a los padres” y “rápidamente concurren a la consulta”.

Ante las grandes demoras en la atención (Central de Noticias pudo saber que en la guardia hubo entre 3 y 4 horas de demora sumado a que los consultorios por consulta espontánea llegan a las 2) Seambelar dio una serie de pautas para “un mejor manejo de guardia”.

En líneas generales dijo que se deben tener “dos síntomas de alarma” que ameritan la ida a la guardia de forma rápida: “la presencia de vómitos, porque a veces estos cuadros cursan con inflamación gastrointestinal, que puede producir diarrea que en sí misma no es peligrosa, salvo que haya sangre. Pero sí la presencia de vómitos y la persistencia de los vómitos también porque avanzan cuadros de deshidratación. Que es uno de los motivos de internación. Por eso estamos hablando, digamos, de vómitos que no son aislados, de vómitos en cuatro, cinco, seis horas, aparecen seis o siete episodios de vómitos separados en el tiempo. Esto amerita una consulta, porque ese chiquito puede estar deshidratado. Y lo otro que amerita una consulta es ver síntomas de agitación”.

Señaló que la gran mayoría de los niños y niñas enfermas “no son lactantes y no son mayores de dos años de vida. Con lo cual tenemos mucha consulta en guardia que se traduce en internación de pacientes menores de dos años por suerte hasta ahora bien”. En chicos más grandes “hay cierto margen para ir tomando algunas pautas antes de llevarlo a la guardia.”

Con respecto a los síntomas de agitación, “si usa músculos del tórax, si se le hunde el pechito, si vemos signos de dificultad respiratoria, si los vemos agitados, con signos de dificultad respiratoria, con esfuerzo para respirar, esa consulta debe hacerse en el momento”.

Si la niña o el niño enfermo no presentan ninguno de estos síntomas de alarma, “lo que nosotros aconsejamos por ahí es esperar 48 horas porque es lo que tarda en aparecer la sintomatología. Recordemos que la fiebre no está dada por la agresión del virus o la bacteria. La fiebre está dada por elementos de nuestro organismo que lo utilizamos para defendernos de diferentes gérmenes y que en las 48 horas van a dar diferentes tipos de enfermedad”.

E insistió: “simpre aparece la fiebre antes de la instalación de la enfermedad, con lo cual, muchas veces encontramos que hay consultas de 10 horas, de 12 horas, de 24 horas sin vómito, sin dificultad respiratoria y no llegamos a un diagnóstico. Si no hay estos síntomas de alarma, lo ideal es hidratarlo, darle líquido, probablemente no quieran comer. Si quieren comer comida blanca, arroz, fideos, polenta, sopa e ir bajándole la temperatura con antitérmicos cada seis horas”.

Tras aclarar que un cuadro febril es arriba de 38 grados, Seambelar pidió tener en cuenta “porque muchas veces lo que aparece en población pediátrica, sobre todo entre los seis meses y los cinco años, el miedo a la convulsión. Hay que saber algo: la convulsión febril es un evento relacionado con fiebre en las veinticuatro horas. No está mediada por la magnitud de la temperatura ni por la severidad de la infección. Levantan temperatura y como hay una inmadurez neurológica desencadenan convulsiones. No quiere decir que si tengo un bebé con 38,5° de temperatura convulsione. No quiere decir eso”.

Y volvió a insistir en esperar 48 horas si no aparece ningún “síntoma de alarma”: “esta fiebre está originada por el sistema inmunológico que se está defendiendo. Independientemente de sea el virus o la bacteria, independientemente de cual vaya a ser a las 48 horas la enfermedad que se instale”.

“Si a las 48, 72 horas esa fiebre persiste. Bueno, ahí sí. Ya hay que verlo porque claramente ahí podemos este tener una enfermedad instalada. Salvo los vómitos, salvo la agitación, salvo el dolor abdominal intenso”.

Finalmente, pidió “responsabilidad social” y evitar enviar a los niños a la escuela si aparecen cuadros febriles: “se está en pleno pico de contagios, un paciente que está febril, aunque aún no tenga determinado cuál va a ser su enfermedad está aportando el virus o la bacteria. Vimos en la pandemia que se cerraron las escuelas durante mucho tiempo, no es necesario llegar a esa circunstancia, pero hay que apelar a la responsabilidad social”.

“Si mi hijo está enfermo en el medio de un cuadro donde está circulando virus altamente contagioso perderse dos o tres días de clase no le va a suceder nada y evitar que la que el pico no sea tan importante, que las guardias no se vean desbordados, los consultorios no se vean desbordados y el virus va a circular igual, pero como decimos siempre, se va a poder atender a todos de la mejor manera posiblecerró el médico pediatra.

Fuente: cdnoticias.com