
Este sábado 13 se llevará a cabo el festejo por este nuevo aniversario con música, radio abierta, teatro, lecturas y sobre todo haciendo memoria. Integrantes del espacio recuerdan los inicios, las transformaciones del espacio y la actualidad cultural.
El nacimiento de Insurgente en 2005 comenzó como una aventura propuesta por artistas locales para difundir el arte en nuestra ciudad local que empezaba a despertarse en el ámbito cultural pero también marcada por la huella de Cromañòn 2004 a nivel nacional y las consecuencias en normas de seguridad que se impusieron en todo el país.
Así y todo, Insurgente supo sostenerse en el tiempo con cambios varios y llegar al 2025, año inundado por las pantallas, las plataformas digitales y la inteligencia artificial que parece no parar nunca.
Veinte años pasaron y actualmente alrededor de 20 personas son también las que son parte de este espacio cultural conformado por distintos colectivos y por distintos talleristas. Conformada como una cooperativa de trabajo cultural donde no hay un patrón, Insurgente realiza asambleas del espacio donde se coordinan algunas normas como la limpieza del lugar, los talleres que se realizan y las cuentas a pagar.

Este sábado 13 festejarán a lo grande estos 20 años desde las 16 horas y hasta las 22:00: habrá feria gráfica, invitados de otras ciudades, radio abierta, un espacio para el recuerdo de Mara Navarro, lecturas, escenarios con bandas de Azul y bandas locales, corte de calle y actuación con la artista Madame Lú entre otras propuestas.

“20 años no son poco por más que el tango diga que no son nada” indicó Juan Weisz, integrante de Insurgente desde los inicios, quien además señaló que “veinte años como número redondo, invitan a reflexionar y creo que este ha sido un año muy reflexivo para el espacio”.
“Durante toda la segunda parte del año comenzamos a trabajar haciendo memoria. El festejo va a estar marcado por las memorias del espacio y una memoria reflexiva que nos hace pensar a nosotros como espacio, pero a la vez a la ciudad y al país, porque siempre ha sido un espacio muy comprometido y que hemos estado atravesados todo el tiempo por las problemáticas sociales de la ciudad” remarcó Weisz.
Asimismo agregó: “Vemos como un espacio se ha sostenido 20 años transformándose continuamente a partir de las personas que lo integramos, las problemáticas que nos cruzan como sociedad y las formas de vincularlo. Eso también nos ha llevado a pensar el presente, teniendo el pasado enfrente, para poder proyectarnos a cómo seguir. Creo que lo que define todo este año ha sido la reflexividad”.
Juan Weisz destaca tres grandes momentos del espacio: “El fundacional, que tiene que ver con con el surgimiento de un espacio cultural en el contexto de la post-crisis del 2001 y atravesado por esas búsquedas que se estaban dando en ese momento de espacios de participación sociocomunitaria, como se daban en Capital las asambleas populares, los espacios culturales recuperados. Ese primer grupo surgió con esa idea, pero sin tener ningún tipo de perspectiva de cómo hacerlo en lo local. Teníamos como una idea, pero no teníamos qué copiar, era todo para inventar.

"Todo ese primer tiempo estuvo marcado por esa cuestión de construir algo colectivo, desde lo artístico, considerándonos trabajadores de la cultura. Teníamos experiencias a las que nosotros mirábamos, pero que no eran comparables con nuestra realidad. Fue todo un periodo de aprendizaje, de muchos errores, de mucho debate, que duró prácticamente hasta los 10 años del espacio” remarcó.
A partir de los 10 años del espacio comienza un segundo momento: "Tiene que ver con un montón de jóvenes que se acercan al espacio y que condice con también una realidad del país que va cambiando, que se va acelerando y que tiene como eje el movimiento transfeminista. Hay una participación del espacio muy fuerte en ese contexto y muchas discusiones. No todos los que estábamos en el espacio teníamos esa mirada pero las compañeras más jóvenes que le ponían más ímpetu y que le marcaban el ritmo un poco al espacio, estaban metidas en esas discusiones y fueron el motor de toda esa etapa” señaló.
Por último, Weisz recordó que “esa etapa va a entrar en declive, al igual que en el resto del país, a partir del 2018-2019, con el retroceso y con el avance de otras posiciones, y nos va a agarrar de pleno la pandemia a partir de 2020. Ahí va a comenzar una tercera etapa, que es la que estamos todavía atravesando, donde lo vincular, cómo reencontrarnos en el cara a cara y el poder construir grupalidad se vuelve el centro”.
Sin embargo, en los tres momentos Insurgente se caracterizó por una marca que sigue presente: “En todos estos momentos, los distintos grupos que hicieron el espacio y que hacen el espacio, siempre se han planteado la cuestión de lo colectivo, de cómo vincularnos desde un lugar horizontal, de cómo construir esos colectivos desde la autogestión, y cómo participar de los debates que se están dando en el momento, aparte de siempre estar abierto a todas las propuestas artísticas y culturales de la ciudad, de toda índole” contó Weisz.

En la actualidad, “como continuidad está la búsqueda de lo colectivo, esa búsqueda de la autogestión, y a la vez, las puertas abiertas a todas las manifestaciones artísticas, por las cuales el espacio siempre se ha brindado para eso. Después siempre ha ido transformándose, no podemos decir que hay un Insurgente” detalló.
Central de Noticias también dialogó con otros actores claves de Insurgente como Juan Pablo Goñi Capurro, actor y tallerista de teatro y Sebastian Magallanes, referente del Ciclo de Cine en el espacio.
Por su parte, Capurro comentó: “yo transité como espectador, como habitué del espacio, durante los primeros tiempos. Me incorporé más de lleno a dar algunos talleres y a formar parte de la asamblea un año antes de la pandemia. Tratamos de siempre mantener abierto un espacio de diálogo, de construcción, un espacio amigo de los artistas y de quienes proponen también más de una cuestión que tiene que ver con cuestiones sociales, con demandas, y tratando de hacer lo posible para que el público acceda y se sume al encuentro” subrayó.

Asimismo, sostuvo: “ Agradezco que el espacio exista, te da una razón de seguir, además de las satisfacciones que te crea cuando armás una actividad y sale bien en los términos de que la disfrutaste, que pasaron cosas interesantes, que compartieron. Me pone bien la gente que encuentra una especie de (no sé si refugio es la palabra) pero un lugar donde sentirse libre de expresarse como quiere”.
“Por lo general a mí me gusta mucho trabajar el humor y en el humor la sala llena te cambia totalmente, más allá de que el desafío es igual. Quedan esas satisfacciones, saber que comunicaste y que te reconforta que en cierta manera te reconozcan. Además la gente invierte un dinero para verte, que no es poca cosa Cuando más gente va, más te empuja a continuar. Creo que eso es lo que más contento me pone, más incluso que lo artístico en sí” reflexionó sobre su actividad.
Por su parte, Sebastián Magallanes llegó al espacio hace cuatro años: “Históricamente el espacio tuvo sus ciclos de cine, la ciudad también, pero en ese momento no había ninguno en la ciudad, entonces me pareció interesante proponerlo ahí” contó y agregó que "el espacio tiene mucha rotación de personas que está muy bueno porque se ven distintas miradas, distintas voces. Es un espacio muy orgánico, donde conviven un montón de miradas y muchos grupos etarios diferentes”.

“En el ciclo de cine hay gente de pibes de 19, 20 años, y personas de 60, 70 años. Las charlas son muy enriquecedoras. Es un espacio que conviven muchas voces, donde todo aquel que quiere decir algo lo puede decir. También es un lugar donde si tenemos que decirnos las cosas de frente y chocar para resolver, también pasa. Creo que es parte de construir, de encontrarnos. Es muy interesante porque decimos las cosas que hay que decir y nada queda en el tintero, entonces todo se habla” remarcó Magallanes.
A la par, agregó: “Es un espacio que me parece hermosísimo. Hay una diversidad muy grande de propuestas, de gente y de ideas. Creo que Insurgente a mí es un espacio que, primero me recibió muy bien siempre y es un lugar donde siempre me sentí muy cómodo. Creo que eso es un espacio de crecimiento, que enriquece, y que recibe a todo aquel que quiera proponer algo".
Por último, explicó: “El espacio de Insurgente me motivó a hacer otras actividades. Creo que también ha sido un semillero de muchos que hemos estado ahí, que nos empuja a hacer otras actividades como el festival de cine. Nace un poco de las ganas de ver gente en el espacio todas las semanas", bueno, capaz que un festival puede acompañar también con una propuesta cultural vinculada al cine. Ver a la gente cuando viene, con ganas, es súper interesante”.

¿Cuáles son los aportes de Insurgente a la ciudad de Olavarría?
WEISZ: "Creo que es una retroalimentación. Insurgente abre un ciclo que conforma junto a otros espacios culturales de la ciudad, como es Chamula, como fue Punto de Giro, Vibra el Aire, la Yumba, Macondo, un montón de otros espacios culturales que a partir de que comienzan estas experiencias, se logra instalar una movida cultural y artística autogestiva e independiente de la ciudad que antes no se había sostenido por tanto tiempo. No es que no existieran espacios culturales antes de Insurgente, pero existieron por muy poco tiempo, dos, tres años los que más longevos llegaron a ser. Después había espacios más híbridos que sí se sustituyeron mucho tiempo, como la Alianza Francesa, como el Fotoclub, las bibliotecas mismas que cumplían este rol que cumplimos los espacios culturales, pero no había espacios culturales propios, y los que habían existido, como La Salita y algunos otros, habían durado muy poco tiempo. Comienzan a surgir un montón de espacios culturales que la mayoría se sostiene por más de diez años y algunos se siguen sosteniendo hasta llegar a los 20 como estamos llegando nosotros".
"Cuando surge Insurgente, por ejemplo, no existía el San José, el museo estaba acéfalo, había una gestión municipal que no aportaba nada a la cultura, siendo que acá había escuelas municipales culturales muy importantes y reconocidas, muchos artistas, músicos, artistas plásticos muy reconocidos que no estaban teniendo lugares. La movida estaba, pero faltaba todavía lograr sostener en el tiempo esos lugares. Creo que en conjunto Insurgente con los otros espacios culturales independientes, conformamos una red que ha logrado establecer una apertura hacia las movidas y hacia la generación de un público para el arte autogestivo".

"Nos falta todavía un montón a ampliar, estamos siempre recalculando mucho, porque antes, por ejemplo, todas las movidas musicales pasaban generalmente por nuestros espacios, ahora pasan más por las cervecerías. Los espacios se reconfiguran a partir también de los tiempos y se tienen que encontrar con las trabas que tenemos burocráticas, que a veces tienen que ver con las habilitaciones, con no ser reconocidos como lo que somos, espacios socio comunitarios, culturales, totalmente distintos a los espacios que tienen que ver más con lo lucrativo, que no está mal que existan, pero que son otra cosa".
"Insurgente le he agregado a la ciudad una complejidad que ya la merecía, merecía una movida cultural más compleja, más amplia, que solamente se puede lograr a partir de que existan lugares independientes que no estén marcados por ni el interés solamente de lucro, ni los caprichos políticos de tal o cual gestión en lo estatal".
"Esto no significa que nosotros no tengamos que tener una entrada, porque los artistas son trabajadores, porque nosotros mismos como gestores de los espacios somos trabajadores, ni significa tampoco que no podamos tener una articulación con el Estado. Nuestra sola permanencia en el tiempo le agrega un actor social fundamental a la ciudad que enriquece la movida cultural y artística".

¿Cuáles son los desafíos actuales?
WEISZ: "Los desafíos que están planteados tienen que ver con lo contextual. A partir del 2020 comienza a haber una reconfiguración de los espacios públicos y una dificultad en el cara a cara. Todo lo que tiene que ver con el cara a cara se vuelve muy difícil, la gente hoy pasa más tiempo consumiendo y viendo la vida a través de las pantallas. Eso ha hecho que los lugares de participación se vean muy fragmentados, y no pienso solamente en los lugares de participación como los espacios culturales, pienso en las sociedades de fomento, los clubes. Todo lo que tiene que ver con el cara a cara, con las formas de encontrarnos y de tejer sentido comunitario se han visto muy fragmentadas en el último tiempo donde nos venden que el confort de estar tras las rejas de nuestra propia casa mirando la vida por una pantalla es libertad".
"Creo que hoy el desafío es poder sostenernos, vincularnos, mantener el cara a cara primero entre nosotros y después ver cómo nos reinventamos para poder convocar nuevos públicos".
"Tenemos que seguir encontrándonos y generando comunidad, encontrando nuevas formas. Eso significa que también tenemos que transformarnos. Nos obliga a nosotros también a pensar esa llegada, cómo convocamos, cómo nos encontramos nosotros mismos para poder construir alternativas. Nosotros también estamos atravesados por esta realidad. Por eso creo que hoy son espacios de resistencia fundamentales, que a veces no son todavía valorados como lo que son, porque hay una mirada muy individualista. Se nos vende que el confort es una salida y en realidad nos estamos encerrando cada vez más en un mundo al que solo accedemos a través de la pantalla si tenemos el dinero suficiente para acceder a pagar una plataforma".

¿Cómo se ven acá 20 años con el espacio?
WEISZ: "En el trabajo de memorias que estamos haciendo, estuve haciendo entrevistas porque la idea es compilarlas para un fanzine que podamos repartir el 13. Por otro lado Luz, que es una de las compañeras del espacio que forma un colectivo está haciendo todo una recopilación visual y se va a transformar todo eso después en un libro. Hice entrevistas a las niñeces que han habitado el lugar y me daba cuenta de que muchas veces hemos pecado de adultocentrismo y que nos falta un vínculo más fuerte, si bien nosotros siempre hemos tenido festivales infantiles, hemos tenido talleres ,hemos tenido propuestas pero no sistemáticas, propuestas más aisladas".
"Dentro de 20 años yo quiero que me inviten a darme como homenaje una cerveza y contar cuando esto recién empezaba y que sean otros los que están al frente de ese espacio que siga siendo un espacio sociocomunitario. Que siga teniendo estos debates, que pasen por esas experiencias y me encantaría que esas niñeces que hoy nos dicen adultocéntrico puedan revertir esta cuestión".
"Asimismo nosotros abrirnos a pensar cómo cambiamos eso. Cómo hacemos para que el lugar sea más receptivo no solamente a las niñeces sino a las juventudes porque son las que van a continuar, porque son las que se tienen que apropiar del espacio y las que dentro de 20 años nos convoquen y nos conviden una cerveza".
Fuente: cdnoticias.com




