Una jugada que parecia ser una más. Lionel Messi tiraba la pelota larga y dos defensores de Panamá estaban cerca de robarle la pelota. Sin embargo, y pese a ser un amistoso, los jugadores panameños eligieron tirarse a barrer, los dos al mismo tiempo, con imprudencia: Juan Manuel Murillo lo derribó y Kelvin Galván fue aún más allá, al dejarle los tapones de sus botines en la rodilla derecha del crack argentino.

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La reacción de los compañeros del rosarino no se hizo esperar, con Rodrigo de Paul a la cabeza. Cuando el árbitro le mostró la amarilla al defensor, que en rigor fue quien lo chocó, se pudo ver a Messi en el suelo con rastros de sangre en la rodilla derecha.

Segundos después -y sin quejarse de la violenta patada que recibió- el Diez se levantó, acomodó la pelota y pateó un tiro libre que pegó en el palo izquierdo del arquero.

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