Las calles de Navarro se tiñeron de historia

Ayer y antes de ayer, la calle 107 de la ciudad de Navarro fue testigo de un hecho histórico. O mejor dicho, de su representación. Al caer la tarde, vecinos y autoridades de la Provincia se acercaron para presenciar El nudo de la patria, la obra escrita y dirigida por Nelson Mallach que versiona escenénicamente lo sucedido en torno al traslado de los restos del coronel Manuel Dorrego desde la ciudad de Navarro hasta el Cementerio del Norte (actual Cementerio de la Recoleta), en diciembre de 1829, a un año de su injusto fusilamiento en manos del Ejército Republicano liderado por el general Lavalle.

Interpretada íntegramente por actores bonaerenses, y coordinado por la unión entre el Instituto Cultural de la Provincia y la localidad de Navarro, la obra completó sus dos funciones este fin de semana con un público navarrense y heterogéneo, lleno de gente adulta de todas las edades, pero también de niños, niñas y adolescentes.

En forma de relato enmarcado, la obra condujo al público de la mano de un payador, interpretado por Pablo Solo Díaz, retomando una tradicional manera de narrar. Al comienzo de la obra, los vecinos y autoridades, incluyendo al Intendente de Navarro, Facundo Diz, y la Presidenta del Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires, Florencia Saintout, permanecieron sentados alrededor del payador, que introdujo la trágica historia de la conspiración en torno al fusilamiento de Dorrego.

El ingreso del resto de los actores fue desde la calle, rompiendo los límites entre el espacio teatral y el espacio público. Parte de la escenografía (una carreta vieja) descansaba apostada contra una de las típicas casas coloniales de la ciudad, como si siempre hubiese estado ahí. Hasta los típicos perros de pueblo, sin dueño, se sumaron a la función con sus ladridos cuando Juan Manuel de Rosas (Juan Pablo Thomas) hizo uso de su autoridad y amenazó con su facón al bufón, el alivio cómico de la obra, interpretado por Edgardo Desimone, causando un revuelo en el espacio trunco del escenario.

Fue cayendo la tarde, y con ella la historia, mientras los actores movilizaban al público a que se levantara de sus asientos colocados en la bocacalle y siguiera la procesión de los restos de Dorrego, que lloraban su viuda (María Laura Belmonte) y el cura responsable de darle la extremaunción (Joaquín Merones).

La totalidad de la calle 107 fue ocupada por el público, que interpretó la procesión de los restos conmovida. Partes de la escenografía le fueron dadas al público para integrarlo, como copias de la carta de puño y letra que Dorrego escribió antes de ser fusilado, y muchas cintas rojo punzó para colocarse a la vista y que el resto sepa que se acompaña la causa de la Federación.

Finalmente, la procesión (que no hizo sino hacerse cada vez más grande) terminó en el frente de la Iglesia de San Lorenzo Mártir, simbolizando los funerales de Estado en la Ciudad de Buenos Aires, que simboliza el pasaje de poder de Dorrego a Juan Manuel de Rosas. A partir de este punto, su llegada al gobierno de la Provincia sería inevitable. Todo el público presente, unas cien o cientocincuenta personas, vitoreó a la Santa Federación y a Juan Manuel de Rosas, conmocionada y embebida en historia local.

Como mencionó a Buenos Aires 12 el director Nelson Mallach, "la gente de Navarro es el público ideal de esto". El responsable creativo de la interpretación destacó que lo había sorprendido gratamente la revolución del público. "En un momento me dí vuelta y ví a muchos llorando. Porque claro, es su historia, de ellos y de nadie más. Fue muy impresionante verlos tan emocionados por su historia".

Para el Intendente de Navarro, Facundo Diz, también presente en la función del viernes, y en conversación con este medio, uno de los objetivos de la nueva gestión es volver a acercar la historia de Navarro a los navarrenses.

"La historia de Navarro ha sido muy ninguneada. Queremos volver a nuestras raíces, y que la historia de Dorrego se vuelva a enseñar en las escuelas, que la gente de Navarro se vuelva a conectar con su historia local. Nos parece muy importante eso", afirmó. Como parte de este plan, hace poco se reabrió definitivamente el Museo Dorrego, a 7km del centro de Navarro, ubicado en el lugar donde ocurrió el trágico hecho del fusilamiento del coronel. Esperan poder realizar aún más proyectos de este tipo para seguir conectando a la gente con su historia.

El asesinato de Dorrego es un episodio que siembra la historia argentina con traición, secreto y deshonestidad. A pesar de que hoy en día todos conocemos la verdad, seguir recordando aquellos que estuvieron frente al pelotón de fusilamiento (y así repensar nuestro propio presente) parece ser un objetivo fundamental de la Provincia de Buenos Aires.

Florencia Saintout, Presidenta del Instituto Cultural de la Provincia, presente como espectadora, afirmó sobre la obra que "el teatro se transforma en un territorio fundamental para la reconstrucción y puesta en escena de los acontecimientos que forjaron nuestra identidad provincial. En este caso, nos permitió no solo ser espectadores sino partícipes de uno de los hechos más claves de la historia argentina". El sello de lo bonaerense está presente tanto en la importancia de ejecutar la obra como en su reproducción.

Dicen que los árboles que rodean el lugar del fusilamiento están plantados de manera tal que, si se lo ve desde arriba, forman una lágrima. Este viernes y sábado pasado en Navarro, el héroe popular, por fin, obtuvo sus esperados funerales, populares.

Artículo original de www.pagina12.com.ar

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