Los que frecuentan a Sergio Massa saben que no es cierto que no piensa en política. Lo cuentan de otra manera: el ministro de Economía, a lo largo de su carrera, sustentó la cuestión política electoral en logros de gestión, lo hizo en ANSES y en la intendencia de Tigre, según contaron a Página I12 desde su entorno. Estos tiempos no son la excepción, y en el balance 2022 de Massa la idea fuerza es que sin lograr domar la inflación no hay futuro para el Frente de Todos. Por eso, sigue por estos días con obsesión los indicadores que se vienen: sostiene que el IPC de diciembre será "parecido" al de noviembre (4,9 por ciento) y que el proceso de desaceleración de los precios se sostendrá en el verano.

Si bien es cierto que a los propios les sigue diciendo que no se ve candidato por diferentes razones (la primera es familiar y resto político, porque no es momento de posicionamientos) cuentan sus más cercanos que hasta abril o mayo no habrá grandes definiciones. Sí admiten que está muy centrado en el éxito de la gestión dado que "es el que más tiene para perder si le va mal a la coalición'' porque, entienden, no tiene una vuelta más. "Es el más interesado en recomponer la unidad", aseguran.

Puede parecer extraño, pero la variable inflacionaria es la que, según Massa, pone o no competitivo al Frente de Todos en las presidenciales del 2023. Si bien hoy no existe una mesa política del FDT porque el Presidente Alberto Fernández no define, sí existe una interdisciplinaria entre el kirchnerismo/cristinismo y Massa. Por ejemplo, hay reuniones semanales de los equipos del ministro y el gobernador bonaerense, Axel Kicillof. Y charlas habituales con el diputado Máximo Kirchner. En esos mitines, los precios y cómo recomponer ingresos son casi las premisas centrales y es lo que Massa cree que aún falta, la idea de que el poder adquisitivo le vaya ganando a una inflación que, observa, seguirá a la baja.

Brecha y orden político

En el Ministerio de Economía consideran que desde julio, mes en el que salió del cargo el ex ministro, Martín Guzmán, se pasó de "casi caerse al precipicio a articular políticamente con otros sectores del Frente de Todos". Es lo que permitió, según cuentan cerca de Massa, el inicio de un proceso integral de estabilización económica con corazón en la política. En paralelo, otro factor que el ministro pesa como importante es la articulación que hoy Hacienda tiene con organismos como AFIP, Aduanas y las secretarías de Industria y Agricultura.

Para los puristas, las artes de presión a sectores económicos son palabra prohibida. Para Massa, en cambio, hay un proceso de abordaje integral que le permite -con todos los organismos alineados- "apretar" a empresas que piden dólares para importar y no bajan los precios, o monitorear los manejos de la Justicia con las cautelares de importaciones, por citar sólo dos casos visibles de cómo el poder funciona de otros modos cuando está alineado.

"Se recuperó poder político, se ordenó el nexo con el campo y se logró mejorar el escenario micro y macro", explican quienes conocen al ministro. Lo del campo, para Massa, fue aislar a la Mesa de Enlace cuando se niegan a negociar, y seguir adelante con las cámaras agroindustriales. Fue la la llave el dólar soja, que si bien es una cesión a un campo que especula (230 pesos por dólar), fue la base de divisas más robustas en el Banco Central.

Este diario consultó además si preocupa la becha entre el dólar oficial y el blue. "No, se va a ir desinflando", aseguraron en Hacienda y el BCRA, donde tienen como meta llevar ese gap a "un 60 o 70 por ciento en poco tiempo".

Bajó la inercia

"El deadline principal era bajar la inflación", afirman en el ministerio de Economía, graficando que la desaceleración del 7,4 por ciento de julio al 4,9 actual es la meta central del programa de estabilización. Si bien diciembre suele ser un mes caliente en materia de precios, no descartan que el IPC de parecido al de noviembre, quizás con alimentos algo más alto que el mes previo.

"La inercia bajó bastante", aseguran en su entorno y garantizan que en el verano la desaceleración seguirá. Lo que Massa resalta es que el acuerdo de no subir ningún precio de la economía más de 4 puntos mensuales, corrió del eje la idea de una inflación general que se había acostumbrado a un 6 o un 7 por ciento.

En el sector privado coinciden en que diciembre será también parecido a noviembre, pero ponen el ojo en saber qué pasará cuando ese cuatro de aumento empiece a superar por mucho al precio de los bienes en góndola que están congelados en Precios Justos, hasta marzo. Lo cierto es que, más allá de lo anunciado, el Gobierno cree que los acuerdos de precios durarán todo lo que tengan que durar, sobre todo en un 2023 muy político.

Artículo original de www.pagina12.com.ar

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