"Un día todos moriremos de corrección política", es la frase que aplica como broma. Si se tira de la piola del sarcasmo, lo que sigue es la respuesta inclusiva a modo de remate: "¡Se dice todeeees!". Pero si hay "tercer acto", también puede ser uno de la vida real: la reciente decisión de los editores británicos de Roald Dahl de "reescribir" algunos conceptos de su obra para que no suenen "ofensivos" a los sensibles oídos contemporáneos, por ejemplo. Ocurrió esto: alguien o alguienes consideraron que hoy es mejor que el rollizo Augustus Gloop de Charlie y la fábrica de chocolate deje de ser "gordo" para pasar a ser "enorme". Que siendo imposible que las malísimas protagonistas de Las brujas dejen de ser calvas debajo de sus pelucas, sí es posible subsanar la incorrección agregando una frase aclaratoria: "Hay muchas otras razones por las que las mujeres pueden usar pelucas y ciertamente no hay nada de malo en eso". Que lo tolerable es que la señora Twit de The Twits, ya no sea "espantosamente fea y odiosa", sino, más genéricamente, "bestial". ¡Justo ella, que en la traducción castellana pasa a ser la "Señora Cretino", su esposo el "Señor Cretino", el libro Los Cretinos! ¡Si hasta llega el espantoso olor que emana esa barba con restos de comida, de sólo evocar lo asquerosos que los pinta Roald Dahl desde el comienzo!
Lo anterior es real. ¿No tiene remate? Sí: Fue tal el revuelo que se armó, tantas las críticas recibidas alrededor del globo –incluida la aclaración de Alfaguara y Santillana, que tienen los derechos de la obra del autor británico en habla hispana, de que mantendrán sus ediciones en castellano "tal y como están"– que el sello británico Puffin Books –actualmente parte del conglomerado Penguin Random House– hizo otro anuncio el viernes. Tuvo que "corregir la corrección". Entonces harán así: Crearán La colección clásica de Roald Dahl, con "los textos clásicos" del autor. Serán diecisiete títulos que se publicarán con el logotipo de Penguin. Y sacarán, además, la renovada "versión correcta", bajo el sello Puffin.
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Las razones
Página/12 preguntó a The Roald Dahl Story Company, propietaria de los derechos de la obra, sobre los motivos de esta decisión, y de la anterior. “Los últimos días han demostrado cuán importantes son las historias de Roald Dahl para los fanáticos de todo el mundo, y nos ha conmovido profundamente la fuerza del sentimiento. Lo más importante para nosotros es que las historias sigan siendo disfrutadas por todos. El plan de Puffin Gran Bretaña de imprimir dos ediciones del libro les dará a los lectores, ya sea que tengan 7 o 77 años, la opción de explorar las historias de la forma que deseen”, explicó ante a consulta un vocero de la compañía, que desde 2021 es, a su vez, propiedad de Netflix.
Para dimensionar el revuelo y la fuerza del "clásico" –que se convirtió en tal en estos cuarenta años, justamente y entre otras cosas, por su incorrección: Los representantes de The Roald Dahl Story Company tuvieron que también salir a aclarar en estos días que no fue Netflix la que les pidió el cambio a los textos, eximiendo de responsabilidad al servicio de streaming, sobre el que también se elevaron las quejas de los lectores "clásicos". Juran que, aunque se anunció ahora, la decisión se tomó en 2020, antes de que Netflix adquiriese la empresa. La popular plataforma ya tiene listos, mientras tanto, lanzamientos como Matilda de Roald Dahl, el musical.
"Hemos escuchado el debate de la semana pasada, que ha reafirmado el extraordinario poder de los libros de Roald Dahl y las preguntas muy reales sobre cómo las historias de otra era pueden mantenerse relevantes para cada nueva generación", amplió Francesca Dow, directora de Penguin Random House Children's.
“Como editorial infantil, nuestro papel es compartir la magia de las historias con los niños con el mayor pensamiento y cuidado. Los libros fantásticos de Roald Dahl son a menudo las primeras historias que los niños pequeños leerán de forma independiente, y cuidar la imaginación y las mentes en rápido desarrollo de los lectores jóvenes es tanto un privilegio como una responsabilidad".
“También reconocemos la importancia de mantener impresos los textos clásicos de Dahl. Al hacer que las versiones de Puffin y Penguin estén disponibles, estamos ofreciendo a los lectores la opción de decidir cómo experimentan las historias mágicas y maravillosas de Roald Dahl”.




