En el regreso de Vibra el aire en Punto de Giro, una transformación del dolor en canciones. Y en un show con invitados, mucho por decir y mucho por liberar.

Por Francisco Ferrari | @panchoferrari

Situaciones dolorosas nos tocan a todos en algún momento de la vida. Hasta ahí no hay nada novedoso. El tema es qué hacemos con eso a partir de ahí.

Algunos las dramatizan hasta el hartazgo, otros se sacuden un poco después del golpe y se paran para seguir, y otros agarran la guitarra y el cuaderno y lo hacen canción.

Me quedo con los últimos, claro. Bueno, es cierto que cada uno procesa las cosas como puede pero estos del último grupo, que apelan al arte, conmueven. Los otros a lo sumo damos ejemplos de coraje ante la adversidad o simplemente lástima.

Las tamizan con su talento, le ponen música y voz y salen a contar / cantar sus dolores en giras interminables.

Y será que son canciones hermosas o que sus dolores en el fondo son más o menos los mismos que todos tienen, hayas nacido en Montevideo o en Olavarría, pero la cosa es que se produce una conexión difícil de explicar.

Como con Mocchi, que se plantó el sábado a la noche en el escenario de un Punto de Giro llenó y sacudió a todos con sus letras y sus formas de decirlas, con mucho talento suyo, claro, y el de Román Cea que lo acompañó en el piano también, y el de Gabriel Larraz que abrió el juego.

El cajón de la abuela muerta, el amigo perdido por la pasta base, una crianza sin límites, los excesos, los desbordes, el tener que estar todo el tiempo dejando cosas.

A todo lo que le pasa, Mocchi lo hace canción. Y te las tira por la cabeza una atrás de otra. Tantas que no podés saber bien cuál fue tu preferida y tenés que volver a escucharlo para empezar a decidir.

Fue un gran concierto. Y fue en el regreso de las Vibra el Arte que se habían guardado desde la pandemia y volvieron con todo.

Ahora trajeron a Mocchi, otra propuesta que salió más que bien. Una apuesta difícil, como dijo él, la de promover a los músicos independientes, un riesgo que toman los que están en el camino de la revolución, dijo y se fue. A seguir tocando quién sabe dónde ahora.

Fotos: Vibra el Aire

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