Volvió a la ciudad para brindar un recital impecable, ante un Maxigimnasio con miles de personas. Un repaso por su carrera solista y la reafirmación de la mística con los temas Redondos.
“Siempre es lindo volver a Olavarría, gracias y ¡Feliz Día del Niño!” dijo Skay Beilinson a los miles de asistentes en el Maxigimnasio del Club Estudiantes en su regreso a Olavarría un año después. Nuevamente con Los Fakires y atravesando un muy buen momento musical, el ex guitarrista de Los Redondos brindó un show impecable, con algunas gemas de su carrera y con la presencia, claro, de los temas ricoteros que regala en cada recital.
El colorido en la noche fría lo puso la gente, que poco a poco colmó primero la esquina de Del Valle y Lavalle y luego el gimnasio de Estudiantes hasta dejarlo casi repleto. Un ingreso sin sobresaltos, y una organización nuevamente en paz a cargo de la productora Morella Producciones.
Dos horas de show y un ida y vuelta constante entre sus clásicos, los clásicos redondos y algunos temas de sus últimos trabajos discográficos.
Con la espera entre Chuck Berry y un particular vals de Johann Strauss, el público le fue poniendo calor a la noche antes del ingreso de Skay con toda su música y un sonido más que contundente. Incluso, hasta parecía superior al del “show del exorcismo” de 2022. Allí se escucharon los primeros acordes de “Suelo chamán”.
“De Katmandú a Olavarría sin parar” fue otra de las intervenciones del Flaco para tocar el tema homónimo a la ciudad ubicada en Nepal.
Entre risas, Skay deseó un “muy feliz Día del Niño” a todos los presentes. Curiosamente, en el lugar se vieron a decenas de niños y niñas que fueron acompañados de sus padres -y hasta abuelos- para disfrutar del show. Hasta familias enteras no sólo de Olavarría, de la región y de todo el país se observó. Muchos deseosos de sacarse fotos y mostrar sus banderas que daban cuenta de su origen.
Con algún tema ausente pero con un interesante repaso por su carrera, tocó un tema que hacía mucho tiempo que no sonaba, “Astrolabio” y no esquivo a los clásicos de su carrera solista, que ya lleva más de 20 años: “El golem de Paternal”, “Aves migratorias”, “Oda a la sin nombre”, “Ya lo sabés”, “Yo soy máquina”, “Lejos de casa” y “Lluvia sobre Bagdad” otra de las que “hacía tiempo que no tocábamos”.
Obviamente no faltaron los clásicos de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, los que Skay suele hacer en sus shows: desde “El pibe de los astilleros” a “Nuestro amo juega al esclavo” con el solo de su inconfundible guitarra en “Bestia Pop” hasta “Ji ji ji”, “Criminal mambo” (con un desagarrador grito ¡Criminal!) y la maravillosa versión de “Todo un palo” le dieron esa mística ricotera que bautiza al Flaco como “El corazón de Patricio Rey”.
Ver esta publicación en Instagram
Una publicación compartida de Central de Noticias Olavarría (@cdnolavarria)
Un sonido contundente y duro, una guitarra con la identidad propia de Skay Beilinson. La que lo llevó a ser uno de los guitarristas más consagrados y talentosos del país, y que enamoró otra vez a Olavarría. “Siempre música, gracias Olavarría” dijo el artista en sus redes.
Está claro que la historia de Skay y Olavarría tendrá algún capítulo más.