Por Andrés Lavaselli
Como suele ocurrir en los años electorales, la inseguridad se convirtió en el inicio de 2025 en centro de la discusión política bonaerense: al compás de una cobertura mediática que redescubrió el tema hace unas semanas, una seguidilla de graves hechos delictivos alimentó la narrativa de campaña con la que la Casa Rosada busca desgastar la figura de Axel Kicillof. Pero a la vez, el tema alimentó suspicacias y operaciones cruzadas en el marco de la pelea interna entre el gobernador y Cristina Kirchner.
La decisión de Kicillof de suspender el acto político que iba a encabezar en Mar del Plata -planeaba jalonar su intención de ser eje de un frente anti Milei y dejar un mensaje de empoderamiento ante el cristinismo- demuestra hasta qué punto la violencia criminal es una variable de alto impacto para quien, como es su caso, combina el perfil de responsable máximo de una gestión de gobierno con el rol de líder de un sector partidario. Es un dato de la realidad que su equipo comenzó a procesar de cara a los meses que vienen.
La primera respuesta de esa elaboración se vio el viernes. Kicillof viajó a la ciudad para ver al padre y la novia de Matías Paredes, un chico víctima de, todo indica, un caso más de gatillo fácil. Según lo que se sabe hasta ahora, fue asesinado por cinco policías (uno disparó, los otros son partícipes necesarios) que actuaron de civil y lo cruzaron con un auto sin identificar, mientras buscaban a Cristian “El Guachín” Monje, que unas horas antes había ultimado al kiosquero Cristina Velázquez. Matías no tenía nada que ver. Otra víctima de la brutalidad policial.
“Él quiso estar justamente porque el caso involucra a la policía y por eso la responsabilidad es aún mayor. El mensaje es de acompañamiento y de que no va a haber impunidad”, explican en el entorno de Kicillof. Hay una doble decodificación posible. 1) Buscó diferenciarse de la respuesta de PRO en el caso de Lucas González, el chico asesinado en Barracas en 2021 por la policía porteña, que tiene similitudes con el de Paredes. 2) Ratificar a Javier Alonso, el ministro de Seguridad, cuya cabeza piden en voz baja intendentes del PJ alejados del gobernador.
La discusión con Nación tiene particularidades. Casa Rosada dice que Kicillof tiene una mirada “ideologizada” de la lucha contra la inseguridad. Reclama mano dura y encarcelamientos masivos. La adhesión a la ley de reiterancia -cuando se sancione- se incluirá en ese combo. Provincia apunta a la Justicia y acusa a Milei de hacer campaña con el tema. Pero en paralelo a esos cruces, Patricia Bullrich y Alonso coordinan políticas sin gran dificultad. Se vieron por caso en Mar del Plata por el plan 90-10, que despliega efectivos federales en PBA.
Kicillof profundizará la línea de presencia junto a las víctimas y al mismo tiempo convalida la política de seguridad desplegada por Alonso. Muestra cifras –los homicidios dolosos cayeron 9,4% en enero 2025 respecto del mismo mes del año anterior, de 96 a 87 casos- pero sabe que la discusión tiene un componente emocional ineludible. Es el que explotan Milei y su proto candidato José Luis Espert. Pero también el que usa el aparato para-estatal de operación en redes, siempre alimentado por videos ilustrativos cuya filtración alguien debería investigar.
Esa dimensión del fenómeno conecta con la entretela política de UxP: el Instituto Patria rezonga por lo bajo que una campaña electoral focalizada en el desgaste vía tema inseguridad fue la advertencia que lanzó Cristina Kirchner en Moreno cuando explicó por qué no había que desdoblar la elección. El reproche genera fastidio en calle 6, donde responden que esa agenda será agitada de todos modos, cualquiera sea el formato de elección. “Es un caballito de batalla de ellos y ni siquiera es siempre eficaz, como se demostró en 2023”, contra argumentan.
No es el único plano en le que circulan los señalamientos. La falta de acompañamiento de diputados kirchneristas a un proyecto presentado en Diputados para pedir que Nación pague lo adeudado por el Fondo de Fortalecimiento Fiscal creado en 2021 por Alberto Fernández, durante una protesta de la bonaerense por salarios que se salió de madre. Son los 700 mil millones de pesos que exige en público en Gobernador. Y por el que solo lo acompañaron público intendentes del peronismo ligados a su sector interno.
¿La tercera vía?
En sincro con esa discusión, el peronismo vivió otra semana en modo “día de la marmota”. Como en el clásico que protagonizaron Bill Murray y Andie MacDowell, el karma es despertarse para vivir otra vez lo mismo: la espera de que Kicillof defina si desdobla o no las elecciones, apenas sazonada con algún indicio que en general termina sobre interpretado. Esta vez fue una declaración del Gobernador en Bahía Blanca, que varios leyeron como un guiño que anticipó una decisión ya tomada, algo que su entorno más estrecho desmiente. Una vez más. Tampoco consideran una señal determinante la difusión de un estudio realizado por la Jefatura de Gabinete que demuestra que la elección doble sistema (boleta única y tradicional) el mismo día puede dejar a mucha gente sin votar, pese a que coincide con la frase de Kicillof sobre el “caos” electoral que podría sobrevenir.
Es cierto que se produjo un hecho concreto: la suspensión de las PASO que aprobó Diputados, algo que el mismo gobernador había señalado como pre requisito para desdoblar. Si lo ratifica el Senado, el tiempo de las dilaciones habrá terminado.
Mientras tanto, Sergio Massa avanzó con una propuesta para des escalar la pelea entre Kicillof y Cristina: desdoblar, pero hacer la elección bonaerense el 9 de noviembre, después y no antes de la de candidatos a diputados nacionales. Le da a cada uno algo de lo que pide, aunque parece más cercana a la mirada del Gobernador. Es extraño: hace apenas unos días, un dirigente importante de FR como Sebastián Galmarini había pedido lo contrario. Las teorías proliferan: hay quien piensa que hubo un intento de acercamiento fallido y que el líder renovador ahora busca dejar claro que no es el responsable de una fractura. Pero existe una opción menos conspirativa: Massa ve una victoria posible en PBA, pero solo si UxP no llega a la elección con listas divididas, una opción que asoma detrás de una fractura cuyo detonante sea el desdoblamiento.
A propósito de esa interna, también hay quien mira una tercera posibilidad: que se sostenga la PASO bonaerense, aunque se caiga la nacional. Es esotérica, porque ¿quién iría a votar a una interna para legisladores provinciales y concejales? Pero puede existir necesidad política: resolver la disputa en UxP sin llegar divididos a las generales, dotar de una herramienta fuerzas como el radicalismo, que puede necesitarla para dirimir sus propias disputas. De allí provendrían los votos para plasmar la ley correspondiente. Con una particularidad: la llave parlamentaria para apagar o prender la posibilidad de una interna la tiene en Provincia Cristina.
Donde parecen estar seguros de no necesitar la PASO es en LLA. El pase de la intendenta de Capitán Sarmiento, Fernanda Astorino, a esa fuerza desde PRO ratifica que el goteo sigue activo. Una señal similar emitió Diego Santilli, al rechazar sumarse al scrum de Jorge Macri para pelear la interna en CABA. El diputado dejó claro que negocia una incorporación al orbe libertario. El paisaje combina la dificulta de Mauricio Macri para ordenar su propia fuerza con el poco interés de Karina Milei en avanzar en un acuerdo. (DIB) AL
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Fuente: dib.com.ar