Papá Kirchner repetía dos palabras sin cansarse: “Síntesis superadora”. La frase completa era: “Cada uno tiene su verdad relativa, y después hay que llegar a una síntesis superadora”. Si alguien quiere rememorar exactamente el tono solo tiene que reemplazar las eses por jotas. Así tendrá en su cabeza el sonido exacto de Néstor.

Máximo Kirchner usó una parte de esa frase: la clave de su discurso en el cierre del Congreso del Partido Justicialista de la provincia de Buenos Aires fue la palabra “síntesis”.

El párrafo completo fue exactamente éste: “Aun teniendo PASO en el 2021, no las utilizamos. Yo les quiero decir lo que pienso. Es un instrumento, es como la guitarra. Depende de quien la agarre suena bien o suena mal. Entonces creo que para no depender tanto de las virtudes del guitarrista lo mejor es tener una buena partitura. Y la partitura debe ser un buen programa de gobierno que sea por PASO o por síntesis se cumpla a partir del 10 de diciembre de 2023. Es la mejor manera para nuestro espacio salde las discusiones".

Obviamente cuando Máximo dice que el Frente de Todos no utilizó las PASO se refiere a que no lo hizo a nivel nacional. Tampoco apeló a varias listas en el 2019.

Para no caer en una interpretación naif, hay que recordar Néstor Kirchner reivindicaba la necesidad de síntesis como sinónimo de amplitud. No lo hacía como un modo de retirarse de la disputa de poder. Al contrario. Siempre buscaba aumentarlo. Porque claro, no es lo mismo la síntesis entre dos o tres polos relativamente parejos que la síntesis entre dos o tres polos asimétricos.

Sergio Massa y Cristina Fernández de Kirchner no son dos polos en conflicto. Sí lo son, juntos, respecto del Presidente Alberto Fernández. Al menos por el momento.

“Demos la cara aunque venga mal”, pidió el presidente del PJ bonaerense. Ni Cristina ni Massa, y tampoco Daniel Scioli, por poner otro de los nombres en danza, tiene hoy ganadas las elecciones del 22 de octubre ni las del eventual ballotage de noviembre. No las tiene ganadas el peronismo con el Frente de Todos o como se llame al final la sigla que se inscriba en junio para competir el 22 de octubre. Pero parece claro que, dentro del peronismo, el poder relativo del Presidente es cada vez más reducido. Esto menga su margen de acción para alentar una lista propia en las PASO del 13 de agosto. La versión dominante es que Alberto impulsa a Scioli. Puede ser. Pero Scioli tiene más intención de voto que el Presidente, por lo cual un análisis frío induce a pensar que, si Scioli juega, podría hacerlo en coordinación con CFK. Tal vez este marco explique el tono más componedor de Máximo en relación con otros discursos suyos. También es el fundamento de la insistencia de La Cámpora, en privado, por subrayar la presencia de Alberto Katopodis entre el quinteto de negociadores elegido por el Congreso del Partido Justicialista. Aunque integra desde comienzos de año el núcleo peronista bonaerense mayoritario en un 99 por ciento, el que reconoce la jefatura de CFK, mantiene su buena relación personal con el Presidente.

Otro punto clave estuvo sobre el final. Máximo proclamó el objetivo de que “el peronismo sea gobierno en la provincia de Buenos Aires y que ayude a que el peronismo gobierne en el país”. Más allá de las formas que adopte la táctica –desdoblamiento sí o desdoblamiento no– esa frase entierra toda fantasía sobre la Provincia como un deseo de que sea una isla/trinchera. Descartado, entonces, el sueño de una provincia peronista en un país gobernado a nivel nacional por la derecha o la extrema derecha.

El cuestionamiento mayor de Máximo apuntó a la relación con el Fondo Monetario Internacional. A cómo negociaban Martín Guzmán y Fernández, por un lado, a pesar de que los haya llamado por su nombre y apellido, y de ahí la mención a su propio retiro como presidente del bloque de diputados nacionales del Frente de Todos. Y, por otro lado, subrayó dos veces al endeudamiento tomado por Mauricio Macri con el Fondo Monetario Internacional como el pecado capital de la Argentina. Es un indicio de cómo construirá el peronismo los ejes de su campaña electoral. Un indicio, todavía, aislado. Máximo usó la palabra “programa” y llamó a definirlo. No es la primera vez que lo hace. Pero nadie avanza, todavía, en el contenido. Hay más reclamo de programa que ejemplos concretos sobre qué focos debería subrayar. En ese punto el peronismo está demorado.

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