En Opus Gelber, retrato de un pianista (Anagrama 2019), la escritora y periodista Leila Guerriero desmenuza la vida del maestro.
Yesica Guevara / del staff de Central de Noticias
“Bruno se sienta acomodando la pierna izquierda con la mano, forzándola, tironeando de ella sin paciencia y sin piedad, como si fuera un objeto con la obligación de obedecerle. Mira el teclado. Cierra los ojos. Y no hay más piano”.
Bruno Gelber es uno de los cien mejores pianistas del siglo XX. Comenzó a tocar el instrumento a los tres años y atravesó la polio, la infancia, el desarraigo, la madre omnipresente, los amores y desamores, la fama, la familia, el paso del tiempo con sus huellas en el cuerpo.
Leila Guerriero logró construir un complejo perfil del genio musical. Penetró en su intimidad a pesar de las sutiles resistencias del retratado. Un juego de seducción se planteó entre los dos y es para mí, lo más enriquecedor de este libro: conocemos a Gelber a partir de la mirada de Guerriero y a su vez, nuestra mirada completa ese vínculo.
“El Juego de las Preguntas es un ritual de la casa. Un juego morboso de apariencia inocente, en el que la impunidad de lo lúdico permite preguntar cualquier cosa con una pátina de candor, en un crescendo que ni siquiera se detiene ante la crueldad, en el que no hay tregua ni compasión ni prudencia”.
El talento de la periodista es notable: innumerables entrevistas, testimonios, material de archivo y la persistencia del encuentro. Una y otra vez, leemos la misma anécdota. Como en la vida real.
La descripción de los mínimos detalles (un eco, un gesto, una señal diría Gabo Ferro), el llamado telefónico a cualquier hora, la decisión de atender o no, la necesidad de volver a verlo. Y a nosotros, la necesidad de volver al encuentro con el libro.
Sobre la autora
Leila Guerriero es periodista, editora y maga. No de las que realizan trucos de magia con cartas o sacan conejos de la galera. Pero de alguna forma, sí. Hace eso con palabras.
Nació en la ciudad de Junín, en 1967. Sus publicaciones aparecen en medios latinoamericanos y españoles y escribió decenas de libros.
Es elegante, concreta, inteligente, poética. Sus textos tienen estructura, método, corrección, corrección y corrección. En definitiva, mucho trabajo para lograr que cada palabra esté ahí, porque es imprescindible.
El recurso de lo “no dicho” atraviesa sus textos. Logra instalar en los silencios, el peso de la historia.
“Lo que sé, que no es mucho, lo aprendí -entre otras cosas- leyendo a autores de ficción y de poesía” resalta Leila Guerriero.
En alguna conferencia -de las tantas que ha pronunciado- Leila les dijo a los periodistas que “leer ficción, entre otras cosas, adiestra el oído, desarrolla el sentido del ritmo, ayuda a encontrar un estilo propio, produce humildad y omnipotencia -y, por lo tanto, ganas de escribir-, y un etcétera largo en el que no es menor el hecho de que fortalece el buen gusto y sirve para no creer que uno ha inventado el paraguas cuando el paraguas lo han inventado otros cien años atrás”.
Pueden encontrar más lecturas en ¿Qué leíste hoy? y todos los sábados de 10 a 13 en el programa Radioaficionados por Radio Universidad (90.1).
Fuente: cdnoticias.com