El hombre que cambió las canciones

Si pienso en Néstor Kirchner, pienso en un presidente que duró tan poco… y que vino a reconstruir una gran parte de este país que estaba disuelto. Inevitablemente recuerdo algunos momentos compartidos, las esperanzas y preocupaciones que él tenía y expresaba; también la importancia que le daba al arte y la cultura, y que se vio reflejada en su gobierno.

No puedo hacer un análisis intelectual, no miro la vida desde ahí. Pero sí observo escenas, gestos, frases que a veces definen a las personas y que, en su caso, lo pintaron de cuerpo entero.

Al poco tiempo que Néstor asumió, recibí una llamada telefónica del vocero presidencial, Miguel Núñez (yo no lo conocía, y tampoco al Presidente):

–El Presidente te quiere ver.

–¿Para qué?

–No sé, te quiere pedir algo.

Así que fui a su despacho y él me estaba esperando. Me invitó a sentarme al lado suyo y me dijo:

– Mirá Leoncito, yo quiero que vos hagas un concierto frente a la Casa de Gobierno para el 9 de julio. Vamos a pedirle a la gente que traiga útiles para los estudiantes inundados de Santa Fe… y vamos a repartir chocolate con churros.

Eso que después terminó siendo una marca de su gobierno y el de Cristina para las fechas patrias, en esa época era algo totalmente extraño, y a mí me pareció buenísimo.

Néstor era un tipo totalmente llano y entrador, y hablaba con un determinación muy impactante. Me acuerdo que le pregunté:

–¿Y vos por qué me llamás a mí para hacer el recital?

–Porque escuché que vos creés en mí.

–¿Y cómo sabés?

–Porque te vi en el programa de Susana Giménez. Y tuviste razón: yo gané las elecciones.

Efectivamente, unos días antes de que Carlos Menem se bajara de la segunda vuelta, habíamos estado con Fito Páez en el programa de Susana Giménez -que en ese momento era lo más visto en televisión- para promocionar un concierto en Obras Sanitarias que se llamó “Con buena leche” y sirvió para juntar agua y leche en polvo para los inundados. En un momento de la entrevista, Susana me preguntó: – Va a ganar Menem? Y yo le dije: – No, va a ganar Néstor Kirchner. Lo conocen poco pero lo escuché y creo en las cosas que dice.

En esas tremendas inundaciones de Santa Fe, habíamos decidido con Víctor Heredia que podíamos ir a tocar a donde estaban los inundados. Conseguimos un acoplado y nos decidimos a emprender el viaje. Fuimos tocando en diferentes lugares y fue increíble. Nos encontramos con personas que lo habían perdido todo… y que a vez agradecían mucho nuestra presencia y ese pequeño gesto que podíamos darles en ese momento acompañándolos con música.

Cuando hable con Néstor, él me dijo:

–Si querés, podés usar el balcón de Perón para tocar.

–No, te propongo que pongamos un escenario frente a la Casa de Gobierno y llamemos a otros artistas. Y si vos querés que alguien vaya al balcón, que sean chicos de Santa Fe, que sufrieron las inundaciones, que ellos tengan ese lugar privilegiado.

Y así se hizo… dimos un concierto como 25 artistas, el balcón fue de los chicos y la Casa de Gobierno nuestro camarín, algo muy loco para esa época.

A mí me parecían increíbles las cosas que Néstor decía, y todo lo que quería hacer. Le dije:

–Si lográs hacer todo eso, vas a hacer caducar las letras de mis canciones. Porque varias de las letras que hice en los 90 están basadas en las leyes de impunidad, como la que dice: “Queremos ya un presidente joven, que ame la vida, que enfrente la muerte…”. Yo siento que si vos cumplís, vas a dejar atrás el significado de esas canciones.

–Y bueno, tendrás que empezar a cantar: “Tenemos ya un presidente joven…”, me dijo.

Y la verdad es que muchas veces la canté así, porque realmente sentía que él estaba logrando grandes cambios respecto a los derechos humanos.

La segunda llamada que recibí de Miguel Núñez, fue para invitarme a la Quinta de Olivos. También iban a estar Víctor Heredia y Serrat, porque al día siguiente íbamos dar un concierto para acompañar el discurso que Néstor daría sobre la calle Rivadavia, al lado de la Esma. Desde entonces, ese lugar iba a convertirse en un lugar de Memoria.

Esa noche tuvimos una cena muy agradable, estaba también la compañera de Víctor, Alicia, mi compañera, y el actual Presidente en su función de Jefe de Gabinete. Tratábamos de ponernos de acuerdo en lo que íbamos a cantar, en cómo presentarlo, y me acuerdo que Serrat estaba muy preocupado porque no sabía qué iba a decir el Presidente. Le preguntaba insistentemente por el contenido de su discurso.

La primera vez, Néstor le respondió: –Después de que canten ustedes, ¿qué puedo decir yo…? Cuando Serrat volvió sobre el tema, Néstor lo miró y le dijo: – Déjalo ser…. ¡Le tiró con los Beatles! Nos empezamos a reír y ahí intervino Cristina, para regular un poco la situación:

– Mirá Joan, yo sé que vos sos europeo que y allá tienen las cosas bien organizadas, pero en un lugar organizado como España, la bomba te la ponen igual… Se refería a los atentados de Atocha, que habían sido muy recientes. Intentaba explicarle que estábamos todos expectantes, decididos y muy concientes de la transformación que tendría ese lugar y de los intereses que se verían afectados.

Siempre que lo vi a Néstor, fueron momentos muy intensos: esos primeros conciertos, ir a La Perla –el centro clandestino de detención de Córdoba, también convertido en un lugar de memoria– y recorrerla con él. También los recitales en el Salón Blanco, y en especial "Un Salón Blanco Diferente", que fue con los chicos de Mundo Alas, por eso está el nombre de Néstor en los agradecimientos al final de la película.

Recuerdo que cuando me pidieron una canción para acompañar el futuro programa de alfabetización, compuse “Encuentro” y tuvo mucho repercusión. Por eso, en un almuerzo posterior junto a Tristán Bauer y Daniel Filmus, surgió la idea de crear un canal educativo y cultural del Estado. Y cuando Filmus le contó la idea a Néstor, se prendió inmediatamente logrando esa gran revolución que termino siendo Canal Encuentro.

Néstor fue un tipo al que voté pero sin conocerlo mucho, porque decía cosas interesantes en medio de un momento muy crítico y de gran incertidumbre. Un personaje que apareció de golpe y de golpe terminó sorprendiéndonos, discurseando con un verbo bastante nuevo y con una convicción muy fuerte, pero sobre todo haciendo.

Muchos se olvidaron de todo lo que vivimos antes de que él llegara, que era como no tener país. Si hasta algunos teníamos miedo de que hubiese otro golpe militar… Con Néstor volvimos a creer en el país, en la política, en la militancia, fueron años de respiro y de mucha esperanza.

Estuve en dos o tres oportunidades más con él, en momentos muy importantes. Cuando Néstor murió, yo estaba presentando Mundo Alas en el Festival de Trieste, Italia, y fue muy conmovedor vivir eso a tanta distancia… desde el hotel hasta todos los bares de esa ciudad estaban reflejando la triste noticia. Esa noche terminé tocando para todos los argentinos que viven en Trieste y muchos lloraban abrazados, en una suma de tristeza y emoción.

Contenido original de pagina12.com.ar

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