Estado de litio

Caríssimi lectóribus: Primero, no voy a empezar esta columna haciendo una nueva referencia a que primero tal cosa, y segundo Francia. Segundo, Francia.

Dicho lo que había que decir, pasemos a lo que quizás sea innecesario pero permite que esta columna tenga una extensión razonable, en este mundo tan absurdo. Coincidirán ustedes conmigo –o no– en mi autopercepción de que estamos viviendo en “estado de litio”. Quizás yo esté algo influido, y fluido, por los conceptos de la comandante en Jefe del comando sur de los Estados Unidos: dijo, palabras más, palabras menos, que lo que les importa es el agua, el petróleo y el litio. Tal vez haya dicho “nuestra agua, nuestro petróleo y nuestro litio”, pero, cuando ella dice “nuestro”, se refiere al “nuestro, de nosotros” con la percepción de que es “nuestro, de ellos”. Vale decir que el petróleo, el agua y el litio son de “nosotros” (o sea, ellos), más allá de que la azarosa y caprichosa geografía los haya ubicado, quizás equivocadamente, en territorio de “nuestro país", el de nosotros, y no en “nuestro país", el de ellos.

Algo así expresó hace dos siglos el “nuestro, de ellos” presidente Monroe: “América” (el continente) es para los americanos (los habitantes de los Estados Unidos)". Los mismos conciudadanos de Monroe suelen confundir la doctrina de su expresidente cuando intentan apropiarse de territorios, empresas o recursos ubicados –tal vez por otro error de la naturaleza o divinidad que creó el mundo– en Asia, África, Europa, Marte o Alfa Centauro.

Quizás el problema sea el bajo nivel de la materia Geografía en las escuelas primarias estadounidenses, donde les enseñan a los chicos que “todo” es de ellos (ellos). Aunque en otros países –el nuestro, por ejemplo–, en algunas escuelas, incluso de las más caras, también les enseñan a los chicos que “todo” es de ellos (no de “ellos”, los chicos, sino de "ellos”, los yankisgohome).

Además, hay en nuestro (de nosotros) país, y en otros, personas que por ser rubias (o teñirse) y hablar bien (o muy mal) en inglés se autoperciben norteamericanas. La mala noticia es que, en este caso, no importa cómo te autopercibís vos, sino cómo te autoperciben los norteamericanos. Y no parece estar proyectada ninguna ley de “identidad de garca” que permita asumirse como tal a quien simplemente se siente en ese estado.

Volvamos a los recursos, y por favor, cuidémoslos. El "estado de litio" es una nueva manera de dominación, eso hay que decirlo. Durante mucho tiempo, los imperios o culturas dominantes se tomaban, al menos, el trabajo de conquistar militarmente a los dominados. Desahuciaban, saqueaban y exterminaban, pero no te invisibilizaban (es que necesitaban verte para saber dónde estabas, y así matarte o esclavizarte).

No obstante, todo se ha vuelto más civilizado. Hace un siglo y medio que los imperios, eventualmente devenidos reinos, o las repúblicas, se dieron cuenta de que no podían derrochar todo el dinero que requiere una guerra como la de Troya, y que jamás se recuperaban los gastos, por más películas que se hicieran.

Entonces, ¿para qué gastar tanta plata en mandar a “nuestros" soldados, en "nuestros" barcos, con "nuestras" provisiones a atacar "nuestros" territorios extranjeros, si por mucha menos plata podemos conseguirlos directamente importados de ese mismo lugar, que coman su propia comida, y encima nos paguen a "nosotros" el Impuesto al Cipayo Agregado?

Esa fue la época de los golpes de Estado. Usaban militares (y civiles, y empresarios, y…) comprados en los territorios a invadir. Por unos pesos –que ellos mismos pagaban– esas personas hacían todo el trabajo: tomaban el poder, decretaban "estado de sitio” y enviaban las riquezas de un sitio a otro.

Pero aun eso le resultaba caro al imperio, porque había que bancar a los militares, a quienes les gustan chiches caros: cañoncitos, tanquecitos, avioncitos, misilitos y otras cosas que, en realidad, no necesitan para controlar a la población civil. Por eso, se ahorra mucho más dinero usando algunos jueces, algunos políticos y algunos medios que, por un pasaje a Disney y el carnet de Pato Donald, te mandan el petróleo en barriles de madera de roble, el agua filtrada y saborizada y el litio envuelto para regalo.

Mrs Richardson (no confundir con Mrs Robinson, la de El graduado) lo dijo clarito. Qué lástima que nuestro inglés solo alcance para entender "combos", "hot sales", "cash", and “What are you doing, bobo?”.

Sugiero al lector acompañar esta columna con el video “El agua en Wall Street” de RS+ (Rudy-Sanz):

https://www.youtube.com/watch?v=Rlw6weH8NYI

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