Lita Stantic: “No me acostumbro a ver cine fuera del cine”

Productora de innumerables películas argentinas, la gran Lita Stantic fundó en los ’80 su compañía junto a su amiga María Luisa Bemberg, una directora muy recordada en estos tiempos de movilización feminista y que significó mucho en su carrera. Stantic también supo ver los vientos de cambio que produjo el Nuevo Cine Argentino. Fue productora de realizadores emblemáticos de ese movimiento como Lucrecia Martel, Israel Adrián Caetano y Pablo Trapero, entre otros. Ahora, la Sala Leopoldo Lugones del Teatro San Martín organizó el ciclo Lita Stantic, cineasta, que se llevará a cabo del miércoles 31 de mayo al martes 6 de junio.

El ciclo está integrado por cinco películas producidas por la notable productora argentina en diversas etapas de su extensa y rica carrera, e incluye títulos de Bemberg, Martel, Pablo Reyero, Gustavo Fontán y la realizadora paraguaya Paz Encina. El programa se completa con el único largometraje dirigido por Stantic en 1993: Un muro de silencio.

En el origen del amor de Lita Stantic por el cine fue clave una amiga que era la hija de un administrador de un cine del barrio porteño de Parque Chas, donde pasaban horas en la sala durante la infancia de Lita. Su amiga se llamaba Marta Speroni. Lita era muy chica, y Marta, que le llevaba dos años y medio, pasaba con su abuela a buscar a la hermana de Lita para ir a la plaza, pero después Lita se hizo más amiga de Marta. "Nos conocemos desde muy chicas. Era hija de un matrimonio que la tuvo de grandes porque tenían un hijo de 10 años. A ella la cuidaban demasiado. Yo era la única que entraba a la casa a jugar con Marta, además de mi hermana. Ibamos al cine siempre que había programas que eran adecuados para nuestra edad. Cuando no habilitaban el pullman, nosotras estábamos las dos ahí (risas). En esa época se daban tres películas. Pasábamos toda la tarde en el cine. La verdad es que fue maravilloso. Yo no me acostumbro a ver cine fuera del cine, así que quedé muy impactada por esa infancia", comenta Stantic en la entrevista con Página/12.

-Antes era muy difícil para una mujer incursionar en el séptimo arte. ¿Fue por eso que pensaste en dedicarte a la crítica y estudiaste periodismo y letras?

-Sí, la verdad es que pensé que la única manera de acercarme al cine era a través de la crítica. Me parecía que era más fácil y por eso estudié. Estuve dos años en la Escuela de Periodismo del Sindicato de Prensa y, paralelamente, rendí las equivalencias para entrar en la Facultad porque yo era perito mercantil. Ese título secundario era más práctico en esa época para conseguir trabajo enseguida. Mientras estudiaba siempre trabajé en oficinas. En esa época era increíble: el mismo día que buscabas conseguías trabajo en oficina. Agarrabas el diario, marcabas tres lugares y enseguida conseguías. Hablo de los años 50, otra época.

-María Luisa Bemberg incursionó en el cine en los ‘80 y con ella hiciste cinco películas. ¿Cómo fue ese trabajo?

-Antes había producido dos películas en una empresa que armé con Alejandro Doria: La isla y Los miedos. Esto fue a fines de los 70'. Justamente, el último día de filmación de Los miedos, me llamó María Luisa Bemberg. Me acuerdo por la fecha. Y me dijo que tenía un guión y que no lo iba a poder hacer si yo le decía que no. Pero era porque era una productora mujer y en aquella época no había. Ella ya había intentado con Rosita Zemborain y con la socia de Rosita, que creo que era la más problemática. Ellas habían producido La tregua. María Luisa estaba por producir con ellas, tuvieron un problema y a María Luisa se le ocurrió que sólo yo era la persona que podía unirse a ella para hacer Momentos. Le dije a Doria de hacer la película con nuestra productora. Ella decía que la financiaba totalmente, que ponía todo el dinero. Doria dijo que no, y me enojé con Doria. Me dijo que no confiaba. No me peleé con él, pero le dije "Yo quiero hacer Momentos con María Luisa Bemberg". Y ahí empezó nuestra relación de diez años y cinco películas.

-Camila tuvo mucho apoyo de la gente: 2 millones y medio de espectadores. ¿Creés que María Luisa Bemberg ayudó a que las adolescentes se inclinaran después por el cine?

-Seguro, sí, hasta la misma Lucrecia Martel confesaba en su momento que Camila fue una película que le hizo pensar que ella quería hacer cine. Pero creo que toda esa generación que anda ahí por los 50, cerca de los 60, fue muy influida por María Luisa, por ver que una mujer estaba haciendo películas y sobre todo por Camila. Aunque ya desde Momentos, María Luisa tuvo bastantes espectadores. De entrada hubo curiosidad en el cine de María Luisa. Pero Camila fue algo muy especial, muy espectacular, con una historia muy fuerte y una película muy fuerte también. Y fundamentalmente a las adolescentes la película les llegó mucho.

-María Luisa ya hablaba por entonces de muchas de las reivindicaciones actuales de las mujeres. ¿Fue una pionera, en varios aspectos?

-Sí, seguro. Hubo otras mujeres que hicieron cine, pero no hubo ninguna que hiciera seis películas en doce años. Quisiera averiguar si hay directores hombres que hayan podido hacer seis películas de autor en doce años. El mismo Aristarain, que hizo mucho cine, no sé si completó seis en doce años. Habría que averiguarlo, pero a mí me llama mucho la atención que en tan poco tiempo haya hecho películas tan complejas. La verdad es que trabajar con María Luisa era terrible porque ella decía "No tengo tiempo, empecé tarde". Y tenía razón.

-Miss Mary muestra a una familia que viene a ser el rezago de la sociedad tradicional oligarca argentina, que intenta defender a toda costa su status y lugar de privilegio. ¿Es una película muy vigente en una sociedad como la argentina?

-Yo creo que sí. Fue muy valiente de parte de María Luisa tener una visión crítica de su mundo. Algunos parientes se quejaron de que hiciera esa película (risas); pero me parece que fue muy valiente de parte de ella. Como también fue muy valiente con Camila de no echarle toda la culpa a Rosas, sino también a los unitarios y fundamentalmente a la Iglesia.

-¿Considerás que las películas hechas por directoras otorgan una mirada diferente, ponen el acento en cuestiones que los hombres dejan pasar?

-Seguro que es una mirada diferente y es una mirada necesaria. Y han surgido una serie de directoras muy interesantes después de María Luisa. Antes hubo algunas, pero ahora realmente hay más posibilidades de elección. Yo no veo complicado en este momento que las mujeres tengan dificultades para hacer cine. Al contrario, en ciertas aplicaciones para conseguir fondos te suma puntos ser mujer. Pero creo que se necesita un tiempo para que haya tantas mujeres como hombres dirigiendo cine.

(Imagen: Guadalupe Lombardo)

-El Nuevo Cine Argentino marcó una ruptura con cierto cine que se venía haciendo en Argentina durante la década del '80. Viéndolo a la distancia, ¿se lo puede considerar un movimiento, a pesar de las diferentes estéticas y miradas?

-Cuando me dicen "Uy, produjiste a Lucrecia, a Caetano, la primera película de Trapero" yo digo: "Tuve suerte". A través de los cortos de Historias breves: en el '95 hubo una serie de cortos, entre los que estuvo Rey muerto, de Lucrecia Martel. Uno veía que había una generación. Yo produje Un oso rojo y ya Caetano había coproducido una película, pero también tenía una serie de cortos muy buenos. Trapero tenía cortos, Lucrecia tenía cortos. Para mí, Rey muerto es un corto excelente. Me fascinó. La llamé a Lucrecia porque sabía que tenía un libro, el de La ciénaga. Y la llamé porque había visto Rey muerto y me había gustado mucho. No sé si fue un movimiento, pero coincidieron varios directores interesantes. Digo directores porque la única directora en ese momento era Lucrecia. No recuerdo que hubiera otra. También estuvo Pablo Reyero, que fue el primero y produje su documental Dársena Sur. Y, en algunos casos, eran directores que habían comenzado una película y no podían terminarla, como el caso de Dársena Sur o el caso de Mundo grúa, o Tan de repente, de Diego Lerman. En algunos casos, eran directores que se habían largado a filmar con amigos y no habían podido pagar ni siquiera el equipo, como en el caso de Trapero, que tenía la película prácticamente filmada, pero no había podido pagarle a nadie. Entonces, había que conseguir fondos para poder terminar la película. Pero fue un movimiento muy especial. A veces lo comparo con los '60, que también hubo un movimiento de directores muy interesantes.

-“La película tiene que ver con las complejas relaciones de un grupo familiar”, dijo Lucrecia Martel en su momento sobre La ciénaga. Teniendo en cuenta que el cine nacional ha tenido desde sus comienzos a la representación de lo cotidiano familiar como una de sus temáticas; según tu criterio ¿qué vino a introducir La ciénaga?

-Lo que tiene de interesante es que no sólo está hablando de un grupo familiar sino también de una provincia, de un status social. En la familia del personaje de la Borges hay algo de esta clase que se cree medio especial, que es interesante. Uno vuelve a ver La ciénaga y la siente muy vigente, con esa manera de tratar, a veces, con una cierta comicidad a una clase medio parásita.

-¿Cómo viviste el proceso de construcción de La ciénaga, en plena época de la pérdida de valores que provocó el menemismo y previo al derrumbe político, social y económico del gobierno de Fernando De la Rúa?

-Siempre soy sincera y cuando leí el primer libro de Lucrecia (porque después hubo algunas transformaciones) pensé más en Chéjov y no lo relacioné tanto con eso. En ese sentido, La ciénaga ha crecido con el tiempo en mi cabeza. Ahora la veo más política que como la vi en ese momento.

-¿De algún modo ese “monstruoso mundo adulto” del que habló Lucrecia funciona como una crítica a aquella sociedad del menemismo y posterior a él?

-Yo lo siento así. Es una película que cada uno puede sentirla de distinta manera. Y de entrada no lo sentí así.

-¿Y esta sociedad actual? ¿Qué tiene de aquella? ¿Notás algún cambio a favor o no aprendió nada de aquellos momentos políticos que la hundieron?

-No siento ningún cambio a favor de esa sociedad. Por eso me impresiona la película cuando la veo hoy.

-En 1993 dirigiste tu único largometraje, Un muro de silencio. ¿Filmarla te resultó difícil, teniendo en cuenta que los hechos narrados tenían que ver, de algún modo, con lo que vos viviste en la dictadura?

-Algunos tienen que ver. Por ejemplo, a mí nunca me secuestraron y, además, yo estaba separada de Pablo, cuando Pablo desaparece. Lo que pasa es que ambos teníamos contacto porque teníamos una hija y él los fines de semana se llevaba a Alejandra. Y, además, siempre tuve buena relación con él, a pesar de la separación. Y nunca cuestioné que se involucrara. Yo no me quise involucrar de esa manera en la lucha, pero respeté siempre que él se involucrara en eso.

-La mención de que de algún modo lo viviste, no apunta a algo autorreferencial de la película sino que también viviste la dictadura de manera dramática. Apuntaba a si fue difícil hacerla en lo personal.

-Sí, no fue fácil. Más aún: yo no había pensado dirigirla. Fue muy raro todo porque el sábado anterior al comienzo de la filmación tuve problemas serios. Mi hija se fue a vivir a Holanda. La ayudé porque estaba enamorada de un holandés desde hacía tres años. Y él había venido acá y no había conseguido trabajo. Y justo murió mi madre, que hacía varios meses que venía mal y estaba en terapia intensiva. Y empecé la película con toda esa carga. Ibamos a empezar un lunes y lo hicimos un martes. Pero fue duro y muy especial. Hoy pienso que no sé cómo la pude hacer a pesar de los problemas que se dieron. Era imposible postergarla porque Vanessa Redgrave llegaba un domingo y el sábado se dio que mi hija viajaba y mi madre se murió. Y ya no podía decirle a Vanessa que se volviera porque me iba a meter en un lío increíble. Estaba todo arreglado, armado. La hice con esa presión.

Mercedes Morán y Graciela Borges en La Ciénaga.

Las películas del ciclo

Miércoles 31: Miss Mary (Argentina, 1986). Dirección: María Luisa Bemberg. Producción: Lita Stantic. Con Julie Christie, Nacha Guevara, Eduardo Pavlovsky, Gerardo Romano. A las 15 y 21.

* Dársena Sur (Argentina / Alemania, 1997). Dirección: Pablo Reyero. Producción: Lita Stantic. A las 18.

Jueves 1º de junio: Un muro de silencio (Argentina/México/Reino Unido, 1993). Dirección: Lita Stantic. Con Vanessa Redgrave, Ofelia Medina, Lautaro Murúa, Lorenzo Quinteros, Soledad Villamil, Julio Chávez. A las 15 y 18.

Viernes 2: Hamaca paraguaya (Paraguay/Argentina/Holanda/Austria/Francia, 2006). Dirección: Paz Encina. Producción: Lita Stantic. Con Ramon Del Rio, Georgina Genes, Jorge López. A las 15 y 18.

Sábado 3: La ciénaga (Argentina/Francia/España/Japón, 2001). Dirección: Lucrecia Martel. Producción: Lita Stantic. Con Mercedes Morán, Graciela Borges, Martín Adjemián, Leonora Balcarce, Juan Cruz Bordeu. A las 15 y 18.

Domingo 4: Dársena Sur (Argentina, 1998. Dirección: Pablo Reyero. Producción: Lita Stantic. A las 15.

* La deuda (Argentina/España, 2019). Dirección: Gustavo Fontán. Producción: Lita Stantic. Con Belén Blanco, Edgardo Castro, Andrea Garrote, Walter Jakob, Leonor Manso, Marcelo Subiotto. A las 18.

* Martes 6: La deuda. A las 15. Un muro de silencio. A las 21.

* Miss Mary. A las 15.

Errante, de Adriana Lestido.

Producir a Adriana Lestido

El jueves 1º de junio se estrenará en la Sala Leopoldo Lugones Errante – La conquista del hogar, ópera prima como realizadora de la reconocida fotógrafa Adriana Lestido, producida por Stantic. Fue rodado en el círculo polar ártico y las islas Svalbard, región que comparten Noruega e Islandia. Tuvo su première mundial en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, donde formó parte de la Competencia Latinoamericana y obtuvo el premio de la asociación de Directores de Cine PCI a la innovación artística.

"Ella la filmó sola, por su cuenta. Estuvo ocho meses sola en el Artico filmándola. Yo la conozco a Lestido desde hace muchos años, de la época en que produje Dársena Sur porque en ese momento ella era pareja de Pablo Reyero", cuenta Stantic, quien también señala que admiró siempre mucho a Lestido como fotógrafa. "Cuando me mandó el material bastante afinado, me gustó. Es una película muy contemplativa, como para sumergirse en ella. Le dije que quería estar. Entonces, se la mostré a Paula Zyngierman, a quien también le interesó. Y la ayudamos en todo lo que fue la posproducción de la película y conseguir los temas musicales que había elegido; entre ellos, uno de Nick Cave. Es una película muy especial, muy de ella y me encantó mucho acompañarla porque la verdad Adriana es una artista".

-¿Considerás a Errante un film atípico?

-Sí, hay unos casos raros en el mundo de películas así hechas porque no tiene movimiento de cámara, por ejemplo. El que se mueve es el paisaje, no tiene personajes. Es una película hermosa y hay que verla.

* Funciones de Errante: Jueves 1°, viernes 2, sábado 3 y domingo 4 a las 21. Martes 6 y miércoles 7 a las 18. Jueves 8 a las 21.30.

Contenido original de pagina12.com.ar

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